Opinión
La Jornada Maya
31/08/2025 | Mérida, Yucatán
Hoy, 1 de septiembre de 2025, México inicia una nueva era institucional. El día, históricamente ligado a la figura presidencial, por la presentación del informe de gobierno, coincide con la integración de una nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la renovación de buena parte del Poder Judicial de la Federación y los Tribunales Superiores de Justicia estatales, con ministros, magistrados y jueces que fueron votados el pasado 1 de junio.
El primer año de gestión de la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, primera mujer en llegar a la jefatura del Ejecutivo federal y también la más votada para llegar al cargo, concluye con una ceremonia sobria, en la cual seguramente la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, será la encargada de entregar al Congreso el documento del informe; de nuevo dejando atrás la ceremonia de comparecencia que solía ocupar todos los espacios noticiosos disponibles.
Claudia Sheinbaum iniciará su segundo año como presidenta con un nivel de aprobación mucho más alto que varios de sus homólogos en el mundo, a pesar del ruido que la oposición ha conseguido hacer en su contra. “No le han quitado una pluma a nuestro gallo”, dijo alguna vez su antecesor, y en este caso, la jefa del Ejecutivo parece estar muy por encima de cualquier intento de deslegitimación.
Por el contrario, son los otros poderes los que han terminado el año sumamente cuestionados. El Judicial, al grado de que ha sido necesaria una reforma para establecer la elección de jueces, magistrados y ministros para que al menos se acepte que inicia una etapa de renovación y de limpieza de la corrupción existente; en cuanto al Legislativo, la trifulca que protagonizaron Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y Gerardo Fernández Noroña, quien hasta ayer encabezaba la mesa directiva, quedó como una muestra del nivel de debate que existe en las Cámaras, además de argumento para promover la desaparición de la figura de legisladores plurinominales.
Sin embargo, la crisis en los otros poderes no es un factor que beneficie a la Presidenta. Al contrario, la discusión de la reforma electoral que se pretende tendrá que pasar por la actual conformación del Legislativo. Por su parte, el nuevo Poder Judicial tendrá que dar pruebas de independencia en la vital tarea de impartir justicia, y en buena medida le esperan varias decisiones en casos vinculados a la conformación de los Poderes estatales, y esto implica pronunciarse con efectos jurídicos sobre la constitucionalidad de los acuerdos que se tomaron en los congresos locales para renovar sus juzgados, tribunales superiores, y conformar el nuevo Tribunal de Disciplina.
Pero la relación con los otros poderes no es ni la única ni la principal preocupación al iniciar el segundo año de gobierno de Claudia Sheinbaum. Al interior de su partido, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), la tensión entre sus líderes y la señalada incongruencia entre el ideal del comportamiento austero y los dispendios que han realizado muchas de sus principales figuras, es por lo menos motivo de cuestionamiento y sobre todo un arma discursiva para la oposición.
Quedan abiertos varios frentes internos sumamente violentos. Ya Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) ha advertido que el Cártel de Sinaloa, como organización criminal, no está extinto, a pesar de que sus fundadores se encuentran recluidos en Estados Unidos. Pero en el otro extremo del país, la investigación sobre La Barredora no ha llegado todavía a las últimas consecuencias en cuanto a que se sepa quiénes se encontraban plenamente involucrados en la operación, y quiénes favorecieron la formación y hasta dónde llegó la corrupción en Tabasco y las zonas que alcanzó esta estructura.
Por otro lado, la política exterior es un escenario en el cual se esperan situaciones complicadas. Hasta el momento, Sheinbaum ha demostrado temple para tratar la estridencia de su homólogo estadunidense, Donald Trump; pero el carácter voluble de éste y particularmente la movilización de sus partidarios han vuelto la relación de vecindad en una en la cual los encargados de la política exterior mexicana deben caminar con pies de plomo y actuar con cabeza fría.
Se anticipa que la Presidenta mantendrá esa templanza ante los desafíos interiores y exteriores, pero también es posible adelantar que vengan mensajes con mayor firmeza, sobre todo hacia el Legislativo y Morena, porque ya es momento de integrar y discutir el presupuesto.
Edición: Fernando Sierra