Opinión
Edgar Fernando Cruz
09/09/2025 | Mérida, Yucatán
Andrés Manuel López Obrador entregó con alarde el control de las aduanas a la Marina por su gran honorabilidad. Pero cayó el domingo 7 y marcó un hito en la comunicación política y la lucha contra la delincuencia de cuello blanco en México, exponiendo una fractura dentro de la Marina. Esta acción concertada y sin precedentes reunió a los secretarios de Seguridad y de Marina, y al fiscal general en una conferencia de prensa inusual, con ello dejan un mensaje claro y contundente: La Presidenta ha subido la apuesta en su lucha contra la corrupción. No sólo busca capturar a peces gordos del sector privado, sino también a uniformados que han traicionado la confianza pública.
Esta operación destaca por sus profundas implicaciones políticas, evidencia la caída de una mafia que operaba desde dentro de la Marina, una institución que, hasta ahora, se había percibido como impoluta e intocable.
La estrategia comunicacional detrás del golpe
El gobierno direcciona el mensaje y busca demostrar que su combate a la corrupción es una prioridad, sin importar el nivel jerárquico o la institución en la que se encuentren los implicados.
El diseño de la comunicación política en torno a este suceso ha sido meticuloso. Se ha medido el efecto de anunciar una investigación que se originó en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador sobre el llamado "huachicol fiscal". El señalamiento de Alejandro Gertz Manero sobre la denuncia del ex secretario de Marina Rafael Ojeda para iniciar una investigación dentro de sus propias filas, pone sobre la mesa el objetivo real de esta operación y el estilo de ejercicio de poder de López Obrador.
Pero como consecuencia de un efecto (medido) surge en los periodismos una pregunta clave que generará ríos de tinta: ¿Estaba López Obrador al tanto de esta red de corrupción? Sin duda la oposición y los medios afines, previsiblemente, utilizarán esta situación para cuestionar si el presidente fue cómplice o si, ignoró el problema... nunca plantearon la hipótesis de que AMLO no podía revelar nada hasta tener la pruebas bien armadas. Los medios se enfocaron en la permisividad del sexenio pasado, sin embargo este ataque probablemente no trasciende mucho más allá de las columnas de opinión y comentaristas de radio y tv.
Aunque es verdad que el señalamiento del fiscal Gertz Manero queda en el aire, pues no se aclaró si el almirante le confió la información de manera informal, si le entregó pruebas o si se trató de una denuncia formal. Esta ambigüedad será un punto de ataque para quienes busquen sembrar dudas sobre la transparencia del proceso.
Este evento no solo destapa una red de corrupción, sino que también pone a prueba la habilidad del gobierno para manejar la narrativa y controlar el impacto político de una revelación de esta magnitud.
La prueba de fuego para la fiscalía y los flamantes jueces
Los escenarios que se avecinan son previsibles. Primero, la investigación y las órdenes de aprehensión deben ejecutarse con total rigor. Es crucial que los expedientes estén blindados para evitar que los casos se caigan y que este acto de combate a la delincuencia en las aduanas no sea una simple simulación mediática de alto nivel, a pesar de haber sido presentada por los secretarios de Seguridad, Marina y el Fiscal General.
La aparición del cuerpo sin vida de uno de los implicados abre una nueva y peligrosa vertiente en el caso, donde cientos de empresas se verán involucradas; agentes aduanales, comercializadoras, importadores, exportadores, y los gobiernos de México y Estados Unidos, porque según estimaciones, el contrabando de combustible representa hasta 30 por ciento del consumo nacional de gasolina y diésel. Y de forma crucial la actuación de Gobernadores, políticos, del Fiscal General y los nuevos jueces electos... Mientras tanto, la Marina y la Sedena lidian con un "misil" que dejara la reputación herida de los uniformados
Paso de gato
Un caos muy peligroso se vive en la carretera que conecta Motul con la ciudad de Mérida. El puente de Sitpach, en particular, representa una amenaza a la seguridad vial por su pésimo trazo en triángulo, donde se registran accidentes graves diariamente. No hay señalización preventiva, en la glorieta del bajo puente de periférico cuatro policías asoleados intentan agilizar, sin imaginar que ya existen semáforos inteligentes. Quienes circulan por esa vía están abandonados a su suerte.
Edición: Fernando Sierra