Opinión
Julio Hernández López
19/09/2025 | Ciudad de México
Revocar licencias
Con absoluta soltura, blandiendo el látigo de castigo, el presidente de Estados Unidos y funcionarios con su marca están advirtiendo a los ciudadanos de ese país que es necesario combatir y sancionar a la “izquierda radical” y a quienes “hablen mal” de las políticas de la Casa Blanca.
El asesinato del activista de ultraderecha Charlie Kirk ha sido el detonante de la escalada de un neomacartismo al galope: empleadores que despiden a quienes critican o bromean sobre lo sucedido en un plantel de Utah, vicepresidentes candidateables que se envuelven en la bandera ideológica del caído, subsecretarios que vigilan para cancelar visas, medios de comunicación y comentaristas bajo amago por lo que digan o pretendan decir.
La progresión punitiva llegó al terreno de la televisora ABC, propiedad de Walt Disney Company (una de las cuatro más importantes de Estados Unidos), donde
Jimmy Kimmel (James Christian Kimmel, su nombre) llevaba 22 años como conductor de un programa nocturno de información y entretenimiento en el que hizo un comentario sugerente de que el asesinato del gubernamentalmente venerado Kirk habría provenido de la misma corriente MAGA (recuérdese que es republicana y trumpista la familia del presunto asesino, Taylor Robinson, pero se asegura que en fechas recientes este viró hacia la izquierda).
Kimmel dijo: "El fin de semana tocamos fondo con la banda MAGA, que intenta desesperadamente presentar al chico que asesinó a Charlie Kirk como cualquier otra cosa que no sea uno de ellos, y hacen todo lo posible para ganar puntos políticos con ello”.
También reprodujo un video en el que, ante la pregunta periodística de cómo se sentía después del asesinato de Kirk, Trump dijo que bien y enseguida habló de otro tema.
Por hablar mal de la presidencia / Trump, ABC, Kimmel, Carr
Las palabras de Kimmel generaron tal presión de audiencia afín a Trump-Kirk y, marcadamente, del propio ámbito gubernamental, que los directivos de ABC decidieron este miércoles suspender al influyente presentador de manera indefinida. Horas antes, Brendan Carr, presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (una agencia gubernamental independiente: FCC, sus siglas en inglés), había dicho que las palabras de Kimmel constituían un “esfuerzo concertado para mentir al pueblo estadunidense”, por lo cual su agencia “tendría soluciones que podríamos considerar: francamente, cuando se ven cosas así, podemos hacerlo por las buenas o por las malas... Estas empresas pueden encontrar formas de cambiar de conducta y tomar medidas, francamente, sobre Kimmel, o la FCC tendrá más trabajo por delante”.
Ayer, ante periodistas a bordo del avión que lo llevó de regreso a Washington desde Londres, Trump mencionó que hay medios que “están en contra en 97 por ciento; sólo me dan mala publicidad... O sea, les están dando una licencia. Creo que tal vez deberían retirársela. Dependerá de Brendan Carr (el presidente de la FCC); cuando miras atrás, lo único que hacen es atacar a Trump. Tienen licencia. No se les permite hacer eso. Son una rama del Partido Demócrata”.
Trump mantiene una actitud abiertamente hostil, confrontacional, ante preguntas de reporteros que le incomodan y ha entablado demandas por decenas de miles de millones de dólares contra The New York Times y The Wall Street Journal por haber hecho publicaciones que, a juicio del multimillonario, le afectaron en reputación y su carrera empresarial y política. En otros casos de retiro de presentadores o cierres de programas hay versiones publicadas de mano trumpista promotora.
¿Dictadura? ¿Autoritarismo desatado? ¿Atentados a la libertad de expresión? ¿Graves presiones desde el poder gubernamental para forzar el retiro de presentadores y programas? ¡No! Esas etiquetas sólo son aplicables a otros países, por ejemplo México, donde diariamente desde espacios mediáticos concesionados se mantienen campañas abiertas contra el interés popular y el diseño institucional aprobado por amplia mayoría en las urnas. ¡Hasta el próximo lunes!
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Edición: Ana Ordaz