Opinión
                                  
                                    Cristóbal León Campos
                                    30/10/2025 | Mérida, Yucatán
                                    
                                  En estos días de tradición y orgullo identitario, donde recordamos a los difuntos cuya esencia sigue presente entremezclada con la vida reconfigurando de manera constante la cosmología y la cosmovisión que nos define como yucatecos, con la raíz materna de la cultura maya, es de suma relevancia visibilizar los esfuerzos que se realizan al interior del estado por docentes, estudiantes y familias que, unidos y conscientes, transforman los centros escolares en verdaderas comunidades de aprendizaje, con el énfasis puesto en la lectura de la realidad a la que están suscritos y donde los saberes comunitarios materializan la interculturalidad crítica que bien ha señalado la Nueva Escuela Mexicana (NEM) como un eje articulador de la educación transformadora. 
Es bajo esta mirada que, la semana pasada, visitamos la Escuela Preescolar Indígena Jacinto Canek de Tiholop y la Escuela Primaria Indígena Manuel Crescencio Rejón de Tinuncah, ambas en el municipio de Yaxcabá, donde conocimos un poco más de los proyectos de reinvindicación de la identidad cultural y de la lengua maya que se realizan con base en los preceptos de la NEM, y que son muestra de la entrega y del profesionalismo del magisterio yucateco. Siendo que lo primero que podemos notar, es que ambas escuelas se distinguen por su apego comunitario, el impulso al pensamiento crítico y por la construcción de una interculturalidad crítica y viva, donde los infantes conocen y reconocen su entorno y se apropian de él para dar sentido a su identidad maya-yucateca. 
Los dos centros escolares pertenecen a la zona 018 de Yucatán, justo donde la memoria histórica conserva con mayor fuerza la dignidad e identidad maya, pues fue en esa región de la entidad donde la Guerra Social de 1847 dejó huellas inmemoriales que reconocen la urgencia de preservar la esencia maya y afrontar los retos que ha significado la modernidad, el progreso y el desarrollo que, en comunidades como las citadas, más se asemeja a la brújula de olvido y marginación que durante décadas de neoliberalismo se incrementó, aunque hoy es afrontado con ingenio y decisión, buscando las formas de sobrellevar lo complejo de no rendirse para seguir siendo mayas-yucatecos, aunque siempre resignificando de manera crítica su cultura. 
La NEM ha establecido a la interculturalidad crítica como uno de sus ejes articuladores que, considerando el enfoque de pensamiento liberador y transformador, lleva a reflexionar sobre las estructuras sistémicas y las desigualdades aún hoy presentes en la sociedad, estableciendo como vaso comunicante el dialogismo de Paulo Freire y la ecología de saberes con matriz en la epistemología decolonial, misma que analiza y cuestiona a la discriminación, el racismo y la invisibilización de los llamados grupos vulnerables, siempre problematizando la realidad como un ejercicio pedagógico y educativo que debe conducir a encontrar, a través de proyectos comunitarios, la resolución de las necesidades inmediatas para así sumarse a la transformación de las estructuras superiores de la sociedad, esto como parte del reconocimiento de que, durante décadas, el olvido fue la norma para las comunidades mayas de la entidad.
El reconocimiento de la diversidad que de manera intrínseca establece la interculturalidad crítica es la base de un diálogo sociocultural que en las comunidades educativas de hoy en el estado genera la autorreflexión y pondera la interiorización de los educandos y los docentes de los rasgos culturales que en la región han sido valorados como parte del ser humano, convergiendo en ellos las explicaciones del mundo en la lengua, y no debe olvidarse que justamente la lengua, como oralidad y escritura, es uno de los sustentos identitarios que, durante la época colonial y los siglos de la llamada modernidad, resguardó la memoria y la mantuvo viva a la cultura maya para que hoy, sin importar el tiempo, sea una realidad viva que dignifica a todo Yucatán, haciéndolo con una educación transformadora, más justa e incluyente. 
Las escuelas que visitamos tienen esas características, en ellas se da sentido a la identidad, a la lengua, a la memoria, y se lee la realidad con base en la construcción de una comunidad diferente e incluyente, donde lo maya sea el centro y ya no un aspecto en olvido o desuso, sino que lo maya se convierte con la perspectiva de la interculturalidad crítica en el pilar identitario, pedagógico y humanista, pues la concreción de los proyectos educativos que realizan los docentes y alumnos tienen, ante todo, impacto en el fortalecimiento del humanismo. 
Esta fue una experiencia que vivifica el espíritu de quienes integramos la Coordinación de Cultura y Promoción Editorial, y fortalece el compromiso que tenemos con una educación transformadora y, además, es el ejemplo de que el Renacimiento Pedagógico que en la Segey iniciamos desde meses atrás para sumarnos al Renacimiento Maya, tiene sentido y razón de ser, ya que son las propias comunidades las que realizan la transformación por un mundo mejor partiendo desde la contextualización y problematización del Mayab vivo. 
Edición: Estefanía Cardeña