Opinión
Normando Medina Castro
17/12/2025 | Chetumal, Quintana Roo
Los caciquismos locales son lastres para la democracia, la institucionalidad y el Estado de Derecho, que se enquistaron en regiones, entidades, municipios y poblados del país a lo largo de la historia, pero ninguno debe ni puede jugar a las vencidas y ganarle al poder presidencial.
Esos caciquismos subsisten sólo en cuanto le son útiles y se los permite quien ejerce el poder presidencial. Basta con una revisión somera de la historia de México para corroborar que quienes han desafiado al poder legítimamente constituido, tarde o temprano, terminaron derrotados. Esto viene a colación por la reciente claudicación del poderoso coordinador de la bancada morenista en la cámara de diputados federales, Ricardo Monreal, jefe del clan familiar que buscaba gobernar Zacatecas un tercer sexenio consecutivo, quien dijo públicamente que su hermano Saúl no será candidato a suceder a David, quien es el gobernador actual de Zacatecas. No es algo simple si consideramos que Ricardo Monreal es un maestro en el arte político de tensar la cuerda hasta el límite. Además se perfila como candidato de Morena a la gubernatura Ulises Mejía Haro, quien es muy cercano a la presidenta Claudia Sheinbaum.
En San Luis Potosí, el gobernador Ricardo Gallardo Carmona, del Partido Verde, modificó la ley electoral y la Constitución local, amparado en su control del legislativo, para que su sucesión sea entre mujeres. Esa reforma legal ya es conocida como la “Ley Ruth” porque crea condiciones para que su esposa, la senadora Ruth González, sea candidata disfrazando el nepotismo como asunto de paridad. Dicha ley puede ser contraria a la Constitución del país que establece la igualdad así como el derecho a ser votado. Sería pueril pensar que no tendrá consecuencias para el Partido Verde, incluso en la definición de las demás candidaturas, incluyendo la gubernatura de Quintana Roo. En El Financiero del 31 de octubre de este año, el periodista René Delgado, escribe…"Desafiar al águila es un juego peligroso en extremo". Y más cuando quienes quieren jugar a las vencidas, en español llano, tienen mucha cola, y ni la fiscalía ni el poder judicial les pueden dar impunidad como antaño.
En Cancún, Quintana Roo, hace unos días, rindió su primer informe de actividades la Senadora Anahí González Hernández, identificada como cercana al director nacional de aduanas de México, Rafael Marín Mollinedo. Asistieron al evento la gobernadora Mara Lezama y su delfín, el senador Eugenio Segura. El evento protocolario contó con video felicitaciones de distintos personajes, uno de los cuales, como era de esperarse fue Marín Mollinedo. Buena parte de los asistentes corearon su nombre y también la consigna "¡gobernador, gobernador, gobernador!" La reacción de la gobernadora Lezama y del senador Segura, fue de molestia e incomodidad inocultables por algo previsible por la filiación política de Anahí. En tiempos políticos, las manifestaciones de apoyo hacia aspirantes es cosa normal. El gobierno estatal es en el papel y el discurso de Morena. Rafael Marín es fundador de este partido en la entidad, y actualmente es funcionario del gobierno federal invitado por la Presidenta del país, máxima figura del morenismo y su electorado. Sin el escándalo mediático que hicieron hubiera sido un incidente más. Pero la enorme caja de resonancia que crearon abona a favor de Marín y en contra de Gino y Mara. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.
¡Hasta la próxima!
Edición: Fernando Sierra