Opinión
Cristóbal León Campos
30/12/2025 | Mérida, Yucatán
En días pasados, ha regresado a los encabezados de diversos medios nacionales (muchos de ellos conservadores) la disputa que a nivel nacional se ha incrementado en relación a la implementación de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) y los Libros de Texto Gratuitos (LTG), la privatización de la educación y la organización alternativa de docentes en torno a los preceptos filosóficos del actual Plan de Estudio de 2022, donde se enfatiza la generación de pensamiento crítico, la autonomía profesional, el codiseño y la contextualización como elementos indispensables para una transformación de la educación en México.
Este debate visibiliza muchos aspectos que hoy deben ser analizados y cuestionados desde la base magisterial, pues no se trata, como muchos sectores reaccionarios quieren hacer creer, de únicamente la permanencia de los LTG que fueron diseñados mediante una serie de convocatorias emitidas por la Dirección General de Materiales Educativos (DGME)de la SEP, resultando en un hecho histórico, pues si bien no es la primera vez en la historia de la educación mexicana en que las y los docentes participan en la elaboración de los LTG, pero sí se trata de un acontecimiento que, por lo menos, desde todo el periodo neoliberal no sucedía, siendo que la respuesta del magisterio fue favorable porque se le incluyó y escuchó en un proceso de análisis dialógico de donde nacieron los materiales educativos que hoy sirven de complemento a las y los profesores de educación básica a nivel nacional.
Además, esas convocatorias al magisterio para ser parte del diseño de los LTG han sido la primera de muchas iniciativas de la DGME para fomentar la concientización magisterial y la participación directa de las y los docentes en procesos pedagógicos-epistemológicos, con la finalidad de propiciar cambios sustantivos en las comunidades educativas de todo el país. Entre estas iniciativas podemos mencionar las Fogatas Freireanas (hoy Fogatas Insurgentes), la participación en la revista de análisis “Asalto al cielo”, y ahora la conformación de comités de defensa de la NEM. Y claro está, que son estas iniciativas las que han incomodado a sectores amplios de la burguesía mexicana. Primero, porque propician lo que el capitalismo-neoliberal tanto quiere evitar; la creación de comunidades de aprendizaje dejando atrás el individualismo egoísta y la desvinculación del magisterio de las problemáticas educativas del país.
Segundo, porque el negocio millonario que durante años de neoliberalismo benefició a unos cuantos monopolios y políticos al acaparar la producción, impresión y distribución de los LTG fue desarticulado al realizarse el proceso de diseño, impresión y distribución con la participación de docentes de todo el país, regresando a la SEP la responsabilidad y el cuidado de los LTG, y esa es la verdadera razón de la guerra que hoy se recrudece contra la DGME y su director Marx Arriaga Navarro, pues él ha señalado con claridad los nombres de quienes desean regresar al acaparamiento y privatización de los LTG; es decir, la disputa nunca ha sido educativa ni por los libros en sí, siempre ha sido por el deseo de los monopolios y de algunos políticos de recuperar los millones que dejaron de ganar al privatizar la producción de los LTG.
Tercero, la base ideológica de la NEM, con Paulo Freire por delante, siempre ha incomodado a los sectores de la derecha y del conservadurismo mexicano, nada nuevo hay en el rechazo conservador de la educación popular, de la concienciación magisterial y de la creación de comunidades de aprendizaje, pues la derecha lo que busca es la enajenación y alienación de la sociedad, siendo el control de la educación la base del adoctrinamiento para la dominación, algo que Freire estudió, cuestionó y combatió la hablar de Educación Bancaria y de la necesidad de alternativas de educación liberadora y transformadora. Pero ojo, hay que reconocer que esto también incomoda a algunos sectores del partido en el poder, pues se sabe que dentro de él hay mucho converso del prianismo, así como disputas por el poder y el acomodo de la correlación de fuerzas conservadoras en las estructuras gubernamentales, siendo los oportunistas uno de esos parásitos sociales que ahora quieren propiciar conflictos más allá de donde los hay.
Cuarto, la nueva iniciativa de la DGME para la creación de comités estatales que defiendan a la NEM, no es, como la derecha quiere hacer creer, una rebelión antigubernamental, pero sí es un necesario cuestionamiento sobre el presente y el futuro de la educación y una iniciativa más para la defensa de la educación pública. Además, si bien la NEM tiene cuestiones perfectibles, y en realidad su naturaleza busca eso, la NEM es la propuesta institucional y gubernamental más avanzada y progresista en materia educativa que se ha implementado en México desde la educación socialista de la época postrevolucionaria, aunque esto pese incluso a algunos conversos.
Quinto, la disputa educativa requiere de la participación del magisterio, el riesgo del retorno a la privatización mayor sigue en pie; no es falso. Además, se sabe que los resabios neoliberales siguen en diversas estructuras del poder, no sólo en el sector educativo. Hoy la derecha y los conservadores buscan crear grietas en el orden gubernamental justo donde debemos profundizar las transformaciones. La NEM es una propuesta y una oportunidad para incrementar el análisis de los problemas educativos desde sus ejes articuladores y sus campos formativos con un impacto directo en las comunidades educativas, y puede ser también la base para la transformación mucho más profunda que el país necesita.
Edición: Fernando Sierra