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El amor de una abuela sobre la línea de un campo de futbol

¡Lo mejor que te puede pasar en la vida! ¡Ser abuela!
Foto: Cuartoscuro

De las líneas de nuestros lectores

¿Quieres saber si amas el futbol?  

Párate en la línea del campo y ve jugar por primera vez a tu hijo.  

Verlo conducir la pelota, que se la peleen entre varios chiquitines de apenas cuatro o cinco años de edad.  

Ver desde la línea cómo pasan los años y cómo de jugar en la categoría de Semillas, tiempo después lo ves en Infantiles.

No importa cuál sea su posición en el campo, y más cuando mete un gol sientes tan especial que no se puede expresar con palabras.  

Es la alegría hecha hijo y hecha balón.  

Lo ves crecer desde tu jardín o patio de tu casa siempre con un balón en los pies. Así, el tiempo transcurre y sigues disfrutando desde la línea del campo su llegada a Juveniles.

Te das cuenta que ya ha crecido, ha dejado atrás la niñez y ahora sus patadas son mucho más fuertes y las emociones igual. Y la pelota entra a las redes de una portería más grande. Y la emoción es desbordante.

Estar cerca de la línea, verlos tirados en la cancha por algún golpe y no poder correr a abrazarlos.

Estar cerca de la línea cuando porta por primera vez la camiseta de mayor jerarquía que hay en su escuela: la deseada Primera Fuerza.

Donde muchas veces tendrás que abandonar la línea del campo porque una madre no puede verle –y menos gritarle– debido a que ya se ven los partidos desde las gradas. Las emociones son las mismas, sólo un poco más reprimidas.

El balón rueda. Caen goles de un lado y goles del otro. Transcurren más de 90 minutos y muchos medios tiempos.

En un abrir y cerrar de ojos tienes nietos. Eres abuelo o abuela. ¡Lo mejor que te puede pasar en la vida! ¡Ser abuela!  

Y despiertas y estás en la línea del campo viendo y gozando jugar a tus nietos. Como en una película, se repite la misma historia. Y con la misma intensidad, las lágrimas salen al verle meter su gol.

El balón viene de regreso.

Ahora están en infantiles y los gozos continúan viéndolos jugar fútbol.

Y compartes con todos en la estancia, disfrutando grandes partidos y emociones encontradas.

Con opiniones diferentes, pero con un punto de encuentro: todos amamos el fútbol.

Lo siguiente es ver lograr tener un equipo donde tu hijo lo preside, con la misma dedicación y perseverancia que con la que corría tras la pelota.

Y te olvidas de la línea del campo, porque ahora lo ves desde el palco.

No ves a tus hijos ni a tus nietos jugar, por ahora, en ese equipo. Más los ves sentir alegría, tristeza, emoción, frustración, coraje. Y a pesar de todo, sigues amando al futbol.

Sólo pido que Dios me permita salud para seguir disfrutando a los nietos que faltan por llegar. Y que una abuela como yo pueda seguir viéndolos y disfrutándolos tanto. Seguiré amando el fútbol en la televisión, en las gradas y en el palco,  más no hay mayor pasión que estar en la línea del campo.

¡Feliz Día de las y los Abuelos!

[email protected]

Edición: Elsa Torres


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