Aída López
Iniciaba la década de los setentas. Caminé de la mano de mi mamá dos calles para llegar al que sería mi segundo hogar por once años: la escuela Consuelo Zavala. Kindergarden, primaria y secundaria, formaron mi personalidad durante la infancia y la adolescencia, “así las virtudes, las flores del alma, perfuman y adornan las sendas del bien”. La maestra Consuelo Zavala estaba clara de que la educación y la religión debían concebirse separadas. En tiempos donde proliferaban las escuelas de orientación católica, es valiosa su aportación por ello “con fe y entusiasmo un himno elevemos y vibre en los labios la hermosa canción”.
María de la Consolación Zavala Castillo nació el 14 de diciembre de 1874. Egresada del Instituto Literario de Niñas del Estado de Yucatán, sus intereses no se acotaron a transmitir sus conocimientos entre cuatro paredes y un pizarrón, sus ideas de avanzada y feministas la motivaron a luchar por la emancipación de la mujer a través de la educación. Como maestra instruyó a profesores rurales quienes impartirían clases en haciendas bajo el lema: “El respeto al alumno, para elevar su potencial en un ambiente de enseñanza amable y cariñoso”, principio rector del pedagogo alemán Friedrich W. Froebel. Privilegiando la relación del niño con la naturaleza y el aprendizaje lúdico, de ahí el nombre de Kindergarden donde “estallan las flores en plácida calma y el prado perfuman y adornan también”.
A finales del siglo XIX iniciaba la Edad de Oro de la educación en México bajo la presidencia de Porfirio Díaz, Consuelito vio la posibilidad de cristalizar su sueño, fundar una escuela laica, privada, científica y mixta, donde “cantemos los triunfos del arte y la ciencia que dignificaron la noble mujer”. El 4 de septiembre de 1905 abrió sus puertas la “Escuela Elemental y Profesional”. Sería después de su muerte a los 82 años, el 22 de junio de 1956, que la escuela tomaría el nombre de Consuelo Zavala Castillo, para honrar su memoria.
En 1915 arribó al Estado el general Salvador Alvarado como gobernador interino de Yucatán, liberal, constitucionalista, lector, bilingüe, impulsó la creación de escuelas, erradicó el feudalismo y se casó con una yucateca. Consuelito buscó su apoyo para organizar el Primer Congreso Feminista de Yucatán; el primero en México. El político estigmatizó la lucha convirtiendo la educación de las mujeres en un tema de género: “El liberalismo de color de rosa de la señorita Zavala resulta muy pálido comparado con el rojo vivo de nuestro radicalismo revolucionario”.
A 110 años su herencia está vigente. El 9 de julio de 2015 los integrantes de la Junta de Gobierno y Coordinación Política de la LXI Legislatura, acordaron que se denominara la sala de usos múltiples del Poder Legislativo a partir del 13 de enero de 2016, “Sala de Usos Múltiples, maestra Consuelo Zavala Castillo”. En el marco del Día Internacional de la Mujer en 2019, “pues ya ha convertido la humana conciencia en reina del mundo la esclava de ayer”, el Congreso del Estado de Yucatán entregó por primera vez el reconocimiento Consuelo Zavala Castillo, mismo que premia la labor de yucatecas destacadas.
“Venid compañeros, venid celebremos” el legado de Consuelito que pervive en las mujeres yucatecas. Su lucha continúa inspirando los logros de quienes decidimos seguir con dedicación y entusiasmo su “augusta misión”.
Edición: Laura Espejo
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