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Otto von Bertrab
Ilustración Arbee Farid Antonio Chi
La Jornada Maya

2 de octubre, 2015

Después de un par de intervenciones quirúrgicas y una larga serie de quimioterapias y radiaciones, al fin pareció que la enfermedad había sido erradicada. La batalla había sido vencida y teníamos mil razones para celebrar la vida y todas las bendiciones que nos brinda. El tratamiento, el gasto y los efectos secundarios valieron la pena.

El gusto nos duró muy poco. En menos de tres meses de haber sido diagnosticada “limpia” de cáncer, la enfermedad volvió, pero ahora multiplicada en varios tumores diseminados en su cuerpo. Actualmente ella se siente bien pero los doctores han dictado la sentencia y, con los tratamientos actualmente disponibles en México, no le dan más de seis meses de vida.

El tema de la vida, la enfermedad y la muerte tiene muchísimas aristas científicas, morales, éticas, humanitarias, regulatorias y hasta legales. Para no hacerles muy largo el drama, les resumo que mi madre ha aceptado la cercanía de la muerte como una realidad prácticamente impostergable, lo que ella realmente aspira en este momento, es que el corto período que le queda de vida sea digna y con calidad suficiente, esto es sin sufrimiento ni dolor.

En primer lugar quiero revelar que uno de los doctores que la atiende ya le confirmó que hoy en día puede sobrepasar su padecimiento sin dolor, que ya existen potentes analgésicos y narcóticos accesibles cuando se tiene buen seguro y/o dinero suficiente.

Por otro lado su oncólogo de cabecera le habló sobre nuevas medicinas contra en cáncer (Yervoy y Keytruda) que actualmente ya se utilizan en países europeos y que han demostrado incrementar de forma importante el porcentaje de pacientes que logran detener el avance de la enfermedad, aun en casos terminales.

Cuando le comentaron a mi madre esta posibilidad le brillaron los ojos, ¡había una alternativa!, el único problema es que en México aún no es permitida, ya que no ha pasado por el laberinto burocrático establecida por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) . El doctor afirma que esto pronto ocurrirá, ya que es un avance medicinal importante y con resultados comprobados. Tal vez en un mes, tal vez en seis, tal vez en un año o dos, realmente nadie sabe bien.

El único problema es que el cáncer que invade a mi madre en tres meses probablemente ya esté comprometiendo el funcionamiento adecuado de muchos de sus órganos y en seis probablemente la mantendrá al borde de la tumba. Por lo tanto la opción que ahora se abre para prolongar la vida de los europeos, está cerrada para los mexicanos por un tema que conocemos bien: la ineficiencia administrativa de nuestros organismos de gobierno.

Por lo tanto las opciones se cierran. A continuar las agresivas quimioterapias y a estar preparados con medicamentos fuertes para el dolor, es la única opción. Tienen que ser fuertes, nos dicen. Pero que no la lleven al descanso permanente, ya que recordemos que eso también es ilegal. Según las leyes mexicanas es preferible que una persona viva con intensos dolores y sufrimiento, aunque vaya a morir, a que ella misma, sus parientes o incluso un doctor le induzcan el eterno descanso.

Mi madre ha descartado la opción de las quimioterapias más fuertes, como ya lo dije, prefiere vivir dignamente su último tiempo, a volver a padecer las agresivas consecuencias de estos tratamientos, que de cualquier manera, en este punto no la curarán.

Después de mucho investigar, mi querida madre ha optado por complementar su tratamiento con una o varias alternativas naturales como puede ser la acupuntura, la radiónica, la homeopatía, el uso de bicarbonato, de hojas de guanábana, el veneno de alacrán azul, sábila con miel y tequila, mariguana, etc.

La última opción me la han recomendado ampliamente y he investigado sus múltiples usos medicinales, incluyendo el minimizar los efectos negativos de la quimio, hasta detener el crecimiento del cáncer. Hay muchos estudios serios que han comprobado que derivados del canabis son medicinales. Hasta el día de hoy, en Estados Unidos, son ya catorce los estados que la consideran legal, por sus usos terapeúticos. Desgraciadamente en México esto no es una opción, bueno al menos no durante los siguientes tres meses, que es la ventana de oportunidad que tenemos para encontrar la manera de detener esta mortal enfermedad.

La cercana muerte de mi madre me entristece y causa dolor, pero me entristece igual el saber que los tratamientos más avanzados le son negados a los mexicanos por regulaciones y trámites, que la discusión de posibles tratamientos alternativos efectivos, como la mariguana, en México no es opción aún y ni siquiera está seriamente en la mesa de discusión.

Hoy le dije a mi mamá: “Tú síguele con el tequila mamá, que yo te consigo la mariguana. Lo peor que podría pasar es que te rías mucho y que yo termine en la cárcel. Pero por tu alegría, tu salud y un poco más de tu tiempo de vida valdría la pena.”

Mientras tanto nuestros legisladores y jueces posponen el debate. Ellos tienen tiempo, nosotros no.

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