Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: Notimex
La Jornada Maya
Viernes 29 de abril, 2016
No es casualidad que el líder de los senadores que se oponen a la iniciativa de ley 3 de 3 la haya equiparado con una caza de brujas. Anclado en el pasado, la concepción de la política de ese personaje se remonta siglos atrás. Aún en estos días, Maquiavelo es su gurú. Para el senador, no se requieren votos para ocupar un puesto; únicamente falta el visto bueno del cónclave, el humo blanco, el habemus hueso. Este se logra, claro, con conspiraciones bizantinas y murmullos. Ha ocupado puestos desde hace décadas, sin que haya tenido que participar en una elección. ¿Qué es eso? ¿Para qué sirve? Esos extraños procesos se los deja a otros. A los lacayos.
También, para él, es de lo más normal la sucesión dinástica. Hay personas que nacieron para gobernar, cuyo destino se dictó aún antes de que nacieran. El poder del linaje, la importancia de llamarse Pablo, sin mayor mérito que el de apellidarse Gamboa. El poder se lleva en la sangre, se hereda. Está escrito y así sucederá. El dogma también está presente. ¿Para qué sirven las explicaciones? ¿Para qué, el convencimiento? Lo decimos nosotros y con eso basta. El que dude o se atreva a criticar, está en nuestra contra. Excomulgado. Exiliado. Borrado. Para él, para los que son como él, el puesto significa infalibilidad, como la de los pontífices. La palabra del líder es santa; no se cuestiona, no se pone en entredicho. Él es superior a los demás; es el ungido.
México, en muchos episodios, parece que está gobernado por emisarios de la Edad Media. De príncipes ilustrados, los menos; a brutales señores feudales, los más. El caudillismo medieval que todo lo resuelve con el oro o la espada, que incluso continúa aplicando el derecho de [i]prima nocte[/i]. Y, en este panorama, reitero, no es casualidad que se haya equiparado a la ley 3 de 3 con una caza de brujas, con una especie de fanática inquisición. Los más de 600 mil mexicanos que firmaron impulsando esta iniciativa, para el senador y sus compañeros, son pirómanos en potencia, cruzados, fanáticos con antorchas en las manos, pequeños torquemadas listos para encender la hoguera. Es verdad. La ley 3 de 3 podría utilizarse para ventanear políticos. Señalar, por ejemplo, que un diputado federal tiene tres casas. Eso, claro, causaría indignación en un país pobre. ¿Cómo? ¿Tres casas? ¿Ladrónde? Sin embargo, si la adquisición de esas propiedades está plenamente documentada, todo se reducirá a una anécdota.
Hemos visto reportes similares, aun sin el 3 de 3. Fotografías de políticos, líderes sindicales y contratistas exhibiendo y presumiendo su derroche. Viajes de ensueño, autos de lujo, excesos de todo tipo. Estos episodios abarcan un amplio espectro, desde los más insultantes hasta los más ridículos. Recuerdo, entre estos últimos, a un medio que criticó a un funcionario por viajar a Disney.
El político debe saber que está en la mira de la opinión pública y conducirse bajo esa condicionante. Toda profesión u oficio implica un riesgo y el de ellos es el de la vigilancia ciudadana. No trabajan para ellos, sino para nosotros y nosotros les pagamos. Pero a muchos no les ha caído el veinte. Y eso que la exhibición pública ya no sólo se remite a servidores públicos. Los [i]Panama Papers[/i] demostraron que todos podemos ser expuestos si hacemos algo que pueda ser irregular. Si se le cuestiona a un empresario, ¿por qué a un político no?
Ellos pueden argumentar con razón. ¿Por qué voy a decir qué propiedades tienen mis familiares? ¿Por qué, cuánto pago de impuestos? Esgrimen el derecho a la privacidad y la seguridad para oponerse a la iniciativa ciudadana. Tal vez sus argumentos están en lo correcto, y efectivamente se podría poner en riesgo la integridad de personas si la ley se aprueba.
En este punto, cualquiera los podría tranquilizar. Decirles, por ejemplo, que si tienen miedo que con el 3 de 3 se expongan los datos de sus familiares, que no se preocupen. Sus compañeros diputados de Movimiento Ciudadano ya se encargaron de ello, al hacer público todo, todo el padrón electoral. Para conocer la dirección de alguien cercano a un político ya no tengo que esperar a que se apruebe la propuesta ciudadana, me basta recurrir a Amazon.
Y así se puede continuar punto por punto. Para eso llegó la iniciativa al Congreso: para que se discuta, para que se debata, para que se enriquezca. No para desecharla y decir simplemente que no la dejarán pasar porque provocaría una caza de brujas. Ésta, por si no se han dado cuenta, ya se está registrando. La percepción de los ciudadanos sobre sus políticos es cada vez peor. Si no se aprueba una ley que ponga freno a los excesos de algunos, esa caza no será metafórica, sino literal.
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En estos días se estudia en el Senado la iniciativa ciudadana 3 de 3. Hay cuatro yucatecos en la Cámara Alta: Angélica Araujo Lara, Emilio Gamboa Patrón, Adriana Díaz Lizama y Daniel Ávila Ruiz. Veremos.
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[b]Mérida, Yucatán[/b]
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