Foto: Instagram @_victoriamas_
En el famoso manicomio parisino de La Salpêtrière, ya prestigiado por la presencia del doctor Jean-Martin Charcot, es donde se desarrolla la novela El baile de las locas (Penguin Random House, 2021) de la joven escritora francesa Victoria Mas.
A pesar del maquillaje de ciencia y de la aparente voluntad de experimentación con que se revestía aquel hospital mental tan afamado, lo que brillaba a plena luz era la violencia ciega, la arbitrariedad, el deseo de venganza ante el menor atisbo de salir del lugar designado a las mujeres en las diversas culturas y la estupidez con que han sido tratadas por ese machismo imperante, patriarcal, que alcanza en los manicomios unas alturas de crueldad inimaginables.
Supuestamente para ayudar a la recuperación de las pacientes y para efectuar ciertos procesos curativos año con año se llevaba a cabo el conocido como “baile de las locas”, al cual se invitaba a un determinado número de asistentes para que convivieran con las enfermas, rodeados todos por vigilantes y enfermeras para garantizar la seguridad.
Es fácil imaginar cuanto de macabro, soez y morboso tenía aquel encuentro en el que no faltaba el espectáculo de algún ataque de histeria o de epilepsia resuelto con los adelantos más avanzados de la medicina de entonces o por medio de la hipnosis de la que Charcot era indiscutible maestro. Y en torno a estos hechos auténticos escribe su novela Victoria Mas.
No se puede asegurar que Freud estuviera alguna vez entre los asistentes a algún “baile de las locas” pero sí que estudió con Charcot y en aquel hospital aprendió técnicas de hipnosis y tuvo sus encuentros con la histeria como enfermedad mental referida a la anatomía propia de las mujeres.
Victoria Mas relata el escenario de aquellos espectáculos cuidadosamente preparados: “Proceden de todas las unidades, histéricas, epilépticas y neuróticas, jóvenes y no tan jóvenes, todas carismáticas, como si lo que las distinguiera no fuese la enfermedad y el encierro, sino una manera de ser y estar en el mundo (...) la gente se empuja para ver más de cerca a esos animales exóticos, porque es como estar en una jaula del Jardin des Plantes, en contacto directo con esos curiosos especímenes”.
En un momento determinado, el texto que arranca con toda la potencia de su tema central, va derivándose hacia algunas historias laterales y por ellas continúa. Siento que es una forma cada vez más constante en la narrativa contemporánea quizás polinizada por los guiones de series televisivas. En realidad, no es algo nuevo, ya Charles Dickens y las grandes novelas por entregas lo habían hecho en otras épocas para bien vivir de ese oficio y enriquecer a los diarios que crecían gracias al suspenso semanal creado por sus plumas.
Hoy parece ser el modelo de las series en canales de paga el que está en la mente de los escritores y las escritoras jóvenes como Victoria Mas. Si éste fuera el caso, El baile de las locas tiene todos los elementos para augurarle varias temporadas exitosas: París a fines del siglo XIX, sexo, horror, ternura, fantasmas y suspenso a gusto de los realizadores.
El tema central, los múltiples cautiverios de las mujeres, me trajo a la memoria los espléndidos estudios de nuestra antropóloga feminista Marcela Lagarde, que abrió espacios en el partido comunista y teorizó tempranamente sobre cómo el poder cierra los caminos a las mujeres para dejarlas sólo en los papeles subsidiarios de madre-esposas, prostitutas, monjas o locas como esas del baile que atraía la atención de los parisinos al famoso sanatorio del doctor Charcot, La Salpêtrière, en la novela de Victoria Mas.
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