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Me gustaría que cada vida humana fuese libertad pura y transparente.

Simone de Beauvoir.


Algunos de los artículos que he publicado en esta columna han requerido del estudio de un ícono de la educación y el feminismo en nuestro estado. Hoy, en la semana de la mujer me congratulo al escribir sobre ella, su incesante labor por la educación y su indudable influencia en el empoderamiento del sexo femenino han dejado una colosal huella en esta tierra. Es imposible hablar de la figura emblemática que fue Consuelo Zavala, iniciadora de la educación científica, laica y moderna en el estado sin mencionar a Rita, su mentora en el mundo académico; o de la indomable Elvia Carrillo Puerto, que imbuida por su ideología fue el artífice del voto femenino en Yucatán, primer estado de la república en el que éste fue aprobado.

Sin lugar a duda, el ejemplo de Rita inspiró a las mujeres de esta tierra provocando un giro en el destino de Yucatán.

Rita Cetina Gutiérrez nació en la ciudad de Mérida el 22 de mayo de 1846. Sus padres, el coronel Pedro Cetina y doña Jacoba Gutiérrez, quedaron sorprendidos por la inteligencia de su hija, pues Rita comenzó a leer desde muy pequeña. Al morir su padre, Rita quedó al cuidado de don Domingo Laureano Paz, un hombre culto poseedor de una gran biblioteca quien siempre procuró la mejor educación para su protegida. Rita escribía poesía y era excelente oradora. Fue gracias a su buena preparación e inteligencia que obtuvo el título de profesora de enseñanza primaria y superior por el Consejo de Instrucción del Estado.

La innovadora Rita tuvo la idea de crear una sociedad formada por tres instituciones: una revista y dos escuelas, la de bellas artes para señoritas de sociedad y la de enseñanza para niñas de escasos recursos. Pienso que de manera auspiciosa decidió otorgarle a las tres el mismo nombre: La Siempreviva.

El 7 de mayo de 1870 fue publicado el primer número de la revista -la primera en el país cuyas colaboradoras eran únicamente mujeres- que abarcaba temas como la educación, las artes y los derechos de la mujer. Esto fue posible gracias a la ayuda del gobernador Manuel Cirerol y Canto, un hombre moderno y progresista que puso la imprenta del gobierno a las ordenes de Rita.

Dos años después, en 1872, el general Francisco Cantón Rosado protagonizó un golpe de estado en Yucatán, provocando el cierre de la revista.

Rita continuó trabajando en sus dos escuelas, hasta que en 1877 fue nombrada directora del recién creado Instituto Literario de Niñas del Estado, cargo que ejerció durante dos años. Este ofrecimiento por parte del gobierno estatal obedeció a la excelente reputación de Rita como pedagoga, sin embargo, su pensamiento liberal y feminista permanecía intacto. Al cabo de los dos primeros años en el Instituto, retornó a sus escuelas como directora, mismas que estuvieron en función durante ocho años.  En 1886 La Siempeviva cerró sus puertas y nuevamente Rita aceptó el puesto de directora del Instituto de Niñas, del que se retiró definitivamente tras 16 años de trabajo ininterrumpido. Los años en el Instituto no fueron fáciles, algunos miembros del gobierno no estaban de acuerdo con la ideología -aprobada e impulsada por Rita- impartida en materias como las de pedagogía y ciencias naturales. Era claro su deseo de formar niñas pensantes que se convirtieran en mujeres independientes.

Rita no recibió remuneración alguna por los años en el Instituto de Niñas, en aquella época no existía la figura de la jubilación, el gobierno de Olegario Molina le ofreció tan sólo 100 pesos como compensación por su trabajo al servicio del estado.

Rita experimentó la maternidad, aunque nunca contrajo matrimonio. En su juventud tuvo un hijo al que llamó Amílcar Cetina Gutiérrez.

El 11 de octubre de 1908, Rita Cetina Gutiérrez falleció en la pobreza.

Cuánto hubiera disfrutado enumerar reconocimientos y preseas para ella, tristemente, el momento histórico que vivió fue adverso a la mujer.

En 2011 fue inaugurada la Rotonda de los Maestros Ilustres de Yucatán, en ella el primer busto está dedicado a Rita. Actualmente existen dos escuelas en el estado que llevan su nombre.

Hoy rindo homenaje a tu valentía, a tu entrega desinteresada a la causa, a tu lucha pacífica e incesante por defender el derecho a la educación de las niñas para formarlas como mujeres seguras, libres e independientes.

Rita, eternamente estarás Siempre viva en nuestra historia, la historia de Yucatán.

Edición: Laura Espejo


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