Tiempo de debates

José Luis Domínguez Castro
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Lunes 18 de junio, 2018

[i]Hay tiempo de reir y hay tiempo de llorar; hay tiempo de sembrar y hay tiempo de cosechar; hay tiempo de callar y hay tiempo de hablar[/i] (Eclesiastés)

Estamos en tiempo de debates. Es indudable que es en este tiempo cuando mejor conocemos a los candidatos a los puestos de elección popular. Los ciudadanos hemos ido aprendiendo cómo hacer debates. Los medios de comunicación también.

Asistí, invitado por [i]La Jornada Maya[/i], a un interesante e intensivo debate con original formato que se llevó a cabo esta semana desde las alturas de un edificio ubicado en el noreste de Mérida. La tarde fue cayendo sobre la ciudad suavemente, al tiempo que un grupo de avezados periodistas le hacían preguntas a los que aspiran a gobernar Mérida, esta gran urbe de un millón de habitantes y 500 mil vehículos, según datos de uno de los participantes.

El conductor, director de este periódico, contextualizó el evento y éste se fue dando en medio de un ambiente que se fue calentando en la medida en que avanzaban los cuestionamientos, como se seguirá calentando el clima político conforme corran los pocos días que faltan para la elección.

Crecimiento desbocado, más allá de la ley y el orden; corrupción e impunidad asomando por todos lados; transporte público y movilidad: temas centrales, quizá éste último el más debatido, que dejó ver el estilo personal de gobernar que cada uno de los contendientes tendría.

También aparecieron las contradicciones y enfrentamientos que suelen darse en la práctica, entre los distintos órdenes de gobierno, en temas que son de interés común, como el del agua, la seguridad o el del mismo transporte. Aquí destacó la postura mesurada y equilibradora del candidato de Morena, llamando a cordura a sus colegas ante los graves problemas que competen a todos. El candidato del PRI, por su parte, trató de ir siempre al análisis más profundo de las cosas, exhortando a que cada uno asuma la porción de responsabilidad que le corresponde a fin de caminar gobierno estatal, gobierno municipal y ciudadanía en la misma dirección. El exalcalde del PAN, quizá en parte por estar confiado en su "luminosa experiencia", hizo poco caso y se mostró indiferente ante los señalamientos relativos al desorden y caos urbano y territorial que ha caracterizado a las últimas administraciones.

Áreas verdes y lengua maya fueron tema que pasaron rapidito; contrastó la enérgica sonoridad de la lengua maya, en voz de la periodista -experta traductora- con las balbuceantes respuestas de los candidatos, que no atinaron ni siquiera a saber si se trataba de "el maya" (¿dialecto?) o "la maya" (toda una lengua viva). La sincera y humilde posición del candidato de Juntos Haremos Historia le hizo ganar más puntos esta noche al reconocer su ignorancia sobre el tema y ofrecer disculpas públicas por no poder hablarla. También, por encimita, fueron tratados los tópicos de la educación y la cultura, atendidos sólo como respuesta a una pregunta expresa por parte del público asistente.

¿Acaso fue con toda intención que se les pasó a los organizadores el tema de la seguridad? Quizá esto fue porque allá en las alturas todos nos sentíamos seguros, tan seguros que no nos importó que nos vigilara un dron que hizo su sorpresiva aparición hacia el final del evento.

La tarde empezó a mostrar sus juegos de colores en el horizonte y mientras el sol se despedía ante nuestra vista y el dron nos observaba haciendo sus travesuras aéreas, a los aspirantes a gobernar esa compleja ciudad parecía que la ciudad les quedaba, atrás y abajo, como algo muy lejano y distante.

Por mi parte, desde este "séptimo piso" en el que ya me muevo, recordaba a muchos alcaldes que he conocido y padecido; todos ellos con aciertos y desaciertos: desde la época de Martínez de Arredondo y Correa Rachó, pasando por los tiempos de Tufi Gaber, el Cheché Ceballos, Gaspar Gómez y Cuco Granja, hasta llegar a las más recientes administraciones de ambos partidos con las deudas –en monetario o en lo que dejaron de hacer- que nos legaron a los emeritenses, a manera de una pesada hipoteca social que se ha ido acumulando, aunque “se pague por adelantado”.

Y con estas reflexiones, cayó la tarde, se encendieron las luces, y el debate llegó a su fin. Y a los ciudadanos de distintas edades, querencias políticas y variadas ocupaciones y preocupaciones que nos reunimos ahí esa noche del debate, nos quedó claro que este multivariado tejido social urbano de Mérida, la de Yucatán, no es un paño de fácil confección. El instructivo preciso que cada uno de los candidatos trae para su realización, sólo lo conoceremos después del primero de julio. Mientras tanto, aguardamos esperanzados que algo pasará mientras seguimos vigilantes en lo que queda de este tiempo de debates.

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