Araceli Domínguez, emblema de la lucha incansable a favor del medio ambiente

Araceli Domínguez Rodríguez, presidente del Grupo Ecologista del Mayab (Gema), es un emblema de la mujer que lucha incansablemente por un propósito social y ambiental, pues en 40 años de su labor en la protección del medio ambiente ha tenido que lidiar contra ecocidas, políticos corruptos, la cárcel e intereses económicos de gente poderosa.

En entrevista con La Jornada Maya, la activista narra que inició en 1983 y en 1986 formalizó la agrupación Gema con un grupo de mujeres y luego se incorporaron hombres. 

“El trabajo que me ha tocado desarrollar por ser vocera y luego presidente sí ha sido difícil porque vamos contra los intereses económicos y políticos”, señala. “Nuestro trabajo no nada más es desde el punto de vista ambiental sino ejercemos una función importante en lo social y desde luego en lo político… eso no quiere decir que participemos en lo político porque los estatutos lo prohíben, pero digo que trabajamos lo político porque hemos trabajado con el Congreso del Estado, de la federación y regidores principalmente”.

Resaltó que han logrado importantes cambios a nivel de leyes, de generar protección a especies en riesgo como el caso de la tortuga marina, así como la diversidad de mamíferos marinos. Indicó que formó parte del grupo que luchó cuando se decretó la no captura, exportación e importación de mamíferos marinos y primates en México, que fue un gran avance.

Señaló que se han generado reglamentos de ecología y cuestiones urbanas que han servido para rescatar áreas naturales como el caso de Xcacel-Xcacelito. Realizó la publicación de un libro de educación ambiental que era un manual para maestros de primaria para que pudieran enseñar sobre el ecosistema de la zona.

“Me tocó trabajar con los maestros de Benito Juárez con cursos y pláticas… Fui parte de la firma colectiva de varias organizaciones por el amparo sobre el caso del Malecón Tajamar. Hice mi parte en este estado, aunque ningún cronista nos considera parte de la historia… me siento satisfecha, muy orgullosa de ser mujer, de haber roto muchas barreras que en su época eran difíciles como mujer porque no nos permitían estudiar y pude lograr hacer mi carrera de comunicaciones”. 

Manifestó que además del objetivo social y concientización ambiental, su misión es que hombres y mujeres tengan los mismos derechos, sin limitantes. “Los hombres y mujeres no son iguales, cada uno es diferente. Y lo que le enseño a mis estudiantes es que cada uno es una especie, pero como seres humanos somos iguales. Tenemos derechos y debemos tener las mismas oportunidades”, expuso.

El riesgo siempre está presente

Araceli Domínguez indicó que todo su trabajo tiene una incidencia política, social y ambiental, que a su vez ha hecho que la metan a la cárcel. En 2005 fue detenida por agentes judiciales atendiendo una denuncia por difamación presentada por los propietarios de un delfinario, en donde murieron varios de estos mamíferos.

El Ministerio Público del Fuero Común inició la averiguación previa 24/2005, a raíz de una denuncia presentada por Bernardo Zambrano Lozano, director de Parque Nizuc.

“Por querer detener los avances con la norma oficial de manglares en la zona vieron la oportunidad de ejecutar la orden de aprehensión en mi contra y 18 periodistas que difundieron las investigaciones.

Hubo un movimiento internacional para mi liberación. Hubo una gran movilización de organizaciones ambientales, de derechos humanos, defensoras de mujeres y hasta grupos espirituales”, acotó.

Pese a que la encerraron en una celda con cinco narcotraficantes se hizo amigas de ellas, e incluso su estancia en el lugar fue tranquila, ya que por años estuvo trabajando con mujeres al interior de la cárcel de Cancún, a quienes les daba clases.

Además, luego de salir libre, durante la madrugada regresó a denunciar el grave problema de contaminación por el drenaje sanitario, que se drenaba directamente al manto freático. 

Edición: Ana Ordaz