Foto: Iván Castellanos

J. Rogelio Cedeño Vázquez* e Iván A. Castellanos Osorio**


Esta es una colaboración de los investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Unidad Chetumal para la sección Fauna Nuestra, de La Jornada Maya, un espacio para dar a conocer las novedades en la investigación científica que se realiza en esta zona

Nombre científico: Boa imperator
Hábitat: Bosques tropicales y subtropicales, sabanas y manglares
Distribución: En tierras con elevaciones bajas y moderadas, desde México hasta Centroamérica y norte de Sudamérica, incluyendo algunas islas
Tamaño: En adultos varía en promedio entre 1.5 y 2 metros, aunque se tiene registro de un ejemplar que alcanzó los 3.2 metros de longitud total
Tiempo de vida: Entre 20 y 30 años en vida silvestre y hasta 40 en cautiverio.

Por mucho tiempo, la serpiente ratonera (conocida como Och Kaan en la península de Yucatán) fue considerada una subespecie de Boa constrictor (Boa constrictor imperator), pero en estudios recientes los científicos propusieron elevarla a la categoría de especie, dándole el nombre científico de Boa imperator. 

Es una serpiente nativa de México, que se distribuye desde Sonora hasta Chiapas en la vertiente del Océano Pacífico, y desde Tamaulipas hasta Quintana Roo en la vertiente del océano Atlántico; también se encuentra en América Central y la parte norte de América del Sur.

El inventario y el monitoreo de la biodiversidad local forman parte de las actividades que voluntariamente realiza el personal del Plan Ambiental de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Unidad Chetumal. Entre las especies de fauna nativa que frecuentemente son observadas en las instalaciones se encuentra la serpiente Boa imperator, perteneciente a la familia Boidae. Su monitoreo tiene el propósito de darla a conocer a la sociedad, valorar su función ecológica y destacar la importancia de su conservación.

Se trata del ofidio más grande de México, conocido también como mazacuata (del náhuatl mazacoatl, que significa culebra-venado); en lengua maya yucateco se le conoce como Och Kaan (serpiente ratonera, de Och: zarigüeya o ratón y Kaan: serpiente), mientras que en otras partes le llaman boa imperial, boa centroamericana, boa común, boota, corúa o tamacoa. 

Es una de las serpientes más comunes de las 58 especies de ofidios que actualmente se tienen registradas para la península de Yucatán. En esta nota damos cuenta de algunas observaciones documentadas en el predio de Ecosur-Chetumal, que contribuyen al conocimiento de la ecología e historia natural de la serpiente Och Kaan, una especie no venenosa pero muchas veces temida por el ser humano.




Foto: Pablo Beutelspacher

Habita en bosques subtropicales y tropicales, sabanas, pastizales, manglares, playas y zonas semiáridas, ya que puede adaptarse a una amplia variedad de condiciones ambientales. Es un depredador tope que ayuda a mantener el equilibrio ecológico de los ecosistemas, al controlar las poblaciones de una variedad amplia de especies de las que se alimenta, entre las que se encuentran vertebrados de tamaño pequeño a moderado, como iguanas, aves, roedores, zarigüeyas, coatíes, ocelotes y venados jóvenes. 

Esta especie es presa de fauna carnívora, particularmente en etapas tempranas (crías y juveniles), incluyendo serpientes ofiófagas (que se alimentan de otras serpientes), aves rapaces e incluso cocodrilos y caimanes. 

Es una serpiente constrictora; es decir, oprime a sus presas hasta asfixiarlas, antes de devorarlas. Aunque son cazadoras eficientes y de gran tamaño, rara vez representan un peligro para los seres humanos, ya que cuando se sienten amenazadas prefieren huir antes que atacar. No obstante, si una persona se les acerca demasiado, pueden atacar y morder como una reacción defensiva.




Foto: Iván Castellanos

Presenta un patrón de coloración característico; en la base del dorso es canela o cobrizo, con manchas rectangulares o bandas irregulares de color café o rojizo, usualmente con manchas más claras en el centro. Un rasgo inusual de esta especie es su capacidad para cambiar de color, ya que pueden oscurecerse o aclararse dependiendo de factores como la temperatura, la humedad o su estado emocional. 

Este cambio de coloración puede ayudarles a regular su temperatura corporal, camuflarse mejor en su entorno o comunicar su estado de ánimo a otros individuos de su especie; otra característica interesante es la capacidad que tiene la hembra de intensificar su nivel de melanina después de la cópula, adquiriendo un color más oscuro para absorber más calor. 




Foto: Rogelio Cedeño

En lo personal, hemos observado ejemplares exhibir tonos de color rosa para indicar su molestia por nuestra presencia. Tiene un modo de vida semi arborícola y de hábitos nocturnos, principalmente. Los individuos más jóvenes suelen trepar a los árboles pero a medida que son más viejos y pesados, adquieren hábitos más terrestres. 

Se les puede encontrar debajo de troncos de árboles caídos, en grietas o cuevas, entre las ramas de los árboles, en áreas de cultivo e incluso en construcciones abandonadas en zonas urbanas. Su piel exhibe numerosas manchas que facilitan su camuflaje entre el follaje y el suelo. 

En nuestras instalaciones, la hemos observado semioculta entre la hojarasca, cerca de algún sitio con agua, esperando que algún mamífero, ave, lagartija o anfibio se acerque a beber para capturarlo. Son serpientes ovovivíparas; es decir, los huevos permanecen dentro del cuerpo de la hembra hasta que el embrión esté completamente desarrollado, de manera que una vez que los huevos se rompen nacen las crías vivas directamente del cuerpo de la madre. 

Durante la temporada reproductiva, las hembras suelen atraer a los machos con feromonas como señal de que están listas para el apareamiento; una vez que ocurre la cópula, las hembras pueden retener el esperma del macho antes de fertilizar sus óvulos. Cabe mencionar que se pueden presentar varios machos pretendiendo cortejar simultáneamente a una hembra, lo que significa que esta especie tiene un sistema de reproducción poliándrico, resultando en crías con diferentes padres en la misma camada. 



Foto: Iván Castellanos

Aunque las observaciones sobre actividad de apareamiento son poco frecuentes en las especies del género Boa, este comportamiento se logró documentar para Boa imperator, con la descripción de una agregación reproductiva ocurrida en noviembre de 2018 en el Parque Nacional Marino Ballena, en Costa Rica, donde participaron tres machos y una hembra, agregación que se mantuvo por dos días.

Cuatro años más tarde, nosotros tuvimos la fortuna de observar el 26 de febrero de 2022 a las 16:45 horas, la agregación de tres individuos adultos en las inmediaciones de uno de los edificios de Ecosur, en esta se registró la intervención de una hembra de dos metros de longitud aproximadamente y dos machos de aproximadamente 1.8 metros de largo cada uno. La hembra y uno de los macho se encontraban juntos en estrecho contacto, mientras que el otro macho, ubicado a medio metro de distancia, se aproximaba a la pareja.

Posteriormente, alrededor de las 19 horas de ese mismo día llegó un tercer macho adulto. Luego, dos de las boas se retiraron del lugar, quedando en el sitio únicamente la hembra con un macho, permaneciendo enrolladas en ese sitio hasta poco después de la media noche, según información proporcionada por el vigilante en turno. 

Debido a lo inaccesible del lugar en el que se encontraban las serpientes, no nos fue posible observar si hubo cópula. Dos días después, en el mismo sitio fue observado un cuarto macho de aproximadamente 1.2 metros de longitud, que probablemente fue atraído por el rastro de las feromonas que en días anteriores dejó la hembra en el área.

En México, la Och Kaan está protegida del comercio internacional a través de la Convención CITES (Apéndice II). La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la coloca en la categoría de Preocupación Menor (Least Concern en inglés) en la Lista Roja de especies amenazadas, mientras que en la NOM-059-SEMARNAT-2010 se encuentra en la categoría de riesgo: Amenazada (A), por la pérdida de su hábitat y extracción ilegal de su hábitat para su venta como mascota y diversos productos elaborados con su piel. Además, muchas personas las matan porque las confunden con la nauyaca (una serpiente venenosa).

*Biólogo-herpetólogo y fotógrafo ([email protected], [email protected])
**Biólogo y fotógrafo ([email protected])

Ambos son parte del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática de El Colegio de la Frontera Sur Unidad Chetumal.



Como cada viernes, La Jornada Maya te invita a conocer la fauna endémica del sureste mexicano. Aquí te compartimos la colección que tenemos hasta el momento. ¡Disfrútala!


Edición: Estefanía Cardeña


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