Carlos Águila Arreola
La Jornada Maya

Cancún.- De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, en el país hay un millón de elementos de seguridad privada, 750 mil no están regulados y sólo uno de cada 10 está capacitado. En Quintana Roo hay alrededor de 200 empresas de seguridad privada y nueve de cada 10 opera con irregularidades por falta de supervisión oficial.

Además, más de la mitad de los efectivos tienen algún tipo de arma, y cerca de 10 por ciento porta una de fuego; sin embargo, carecen de regulación homologada, por lo que buena parte del personal no cumplen con los requisitos previstos en la ley.

Debido a los índices de inseguridad, el mercado de custodios para fábricas, viviendas, mercancías y los llamados escoltas aumentaron en los últimos años entre cinco y ocho por ciento, aunque en cifras pocas asociaciones que tienen que ver con el segmento han logrado tener datos fidedignos.

“Hay unas 2,500 empresas registradas de las 6,000 que se calcula operan en México”, de acuerdo a la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada, mientras que su homóloga de Profesionales Especializados estima entre 64,000 y 100,000 elementos registrados, a pesar de que laboran cerca de un millón de personas en ese giro.

No obstante, la Asociación Mexicana de Seguridad Privada reconoce dispersión porque hay algunas incorporadas en el terreno federal, pero como hay legislaciones diversas, en el ámbito local hay muchas desconocidas.

Los empresarios buscan conformar una cámara de seguridad privada para que se conjunten todas las empresas que se dedican al ramo para lograr un registro único en las 32 entidades.

Irregulares

En Quintana Roo hay alrededor de 200 negocios afines, y nueve de cada 10 son irregulares por ignorancia y falta de supervisión de la Secretaría Estatal de Seguridad Pública, acusa el consultor Federico Luna Cervantes, con 20 años de experiencia en la materia.

Según el empresario, la mayoría de los guardias de seguridad desconocen los protocolos generales, y pone como ejemplo los últimos asaltos en las joyerías del destino.

“Para una empresa de seguridad privada que hace el resguardo de bienes y valores, sin armas, el protocolo debe de ser, primero, proteger la integridad física de quienes están en el entorno, a través de no irritar al asaltante armado; no tratar de evitar el asalto, mucho menos perseguir.”

En ese sentido, detalló, “con conocimiento de causa”, algunas de las irregularidades que se cometen por falta de control oficial.

“Cumplen con todos los requisitos: estar en una triple A, en una doble A y en empresas de bajo costo; lamentablemente, una de bajo costo tiene menos recursos para capacitar, preparar y seleccionar a su personal.

“Hay más empresas que no están reguladas, que las que sí lo están, y muchas cumplen en el papel, pero incumplen en la normatividad”, sostuvo.


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