Luego de que saliera a la luz el grupo de Telegram en el que mil 280 hombres compartían el contenido íntimo de alumnas de la Anáhuac Mayab, universitarias han dado a conocer que dentro de la institución también han sido víctimas de acoso y otro tipo de violencias.
“No somos una, somos varias que ya hemos estudiado mucho tiempo aquí y seguimos teniendo estos problemas”, expresó una alumna que prefirió reservar sus datos personales por protección.
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Ella lamentó haber sido víctima de acoso y bullying al grado de intentar suicidarse; asegura que las autoridades educativas no le dieron seguimiento a su caso.
Desde que entró a la universidad, describió, ha sido una persona que alza la voz y no se queda callada ante las injusticias; “un grupo de hombres, no todos son de la universidad, hay unos de la Marista y unos de la Uady, pero hay dos específicamente que están en la Mayab y mandaban fotos de mi cara para burlarse de mí”.
Con fotos que ella subía a su perfil en Instagram personal, se compartían el contenido entre sí en un grupo de WhatsApp para burlarse de ella, incluyendo también capturas de pantalla de Tweets o publicaciones que realizaba en Facebook.
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“Decían que me querían matar, que me iban a desaparecer y hacían ‘chistes’ sobre asesinarme y obviamente a mí me dio mucho miedo seguir estando en la Mayab cerca de estas personas”, como consecuencia, hizo la denuncia a la institución.
La denuncia, con apoyo de un profesor que la orientó, fue vía correo electrónico con capturas y evidencias de todo lo que estaba ocurriendo, informándoles sobre su intento de suicidio debido a la depresión que le había ocasionado el acoso del que fue víctima; sin embargo “nunca pasó nada […] aun sabiendo que mi vida corría riesgo decidieron no hacer nada”.
Esta situación fue hace dos años, un poco antes de que la pandemia comenzara, y sabía que sus agresores estaban en el mismo sitio que ella, ocasionando que tuviera miedo de estar en su propia escuela; en ese momento tenía 19 años.
“No me dieron ninguna respuesta”, dijo al explicar que se comunicó para hacer su denuncia. Comenta que un profesor, con quien estaba a punto de perder un examen porque la situación la había superado y no pudo presentarlo, le aconsejó que hiciera la denuncia y la apoyaría. “Él lo intentó, pero me dijo que nunca le dieron respuesta”.
Ante este panorama, exhortó a la institución educativa a seguir el protocolo que han estipulado y señalan que existe, pero “al parecer nunca se hace nada, nunca se hace uso de este protocolo”; a sus compañeras las invita a levantar la voz y no quedarse calladas ante la primera falta de respuesta.
Exhibió que sus agresores se graduarán como si nada hubiera pasado, por lo cual insistió en que sus compañeras continúen luchando para que la universidad les solucione las violencias de las que son victimas y no tengan que “convivir con sus agresores todos los días como yo”.
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Edición: Laura Espejo
