Apicultor de Hopelchén llama a unirse para frenar deforestación y fumigaciones

Graciela H. Ortiz
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 30 de octubre, 2019

“Me dio mucho dolor la muerte de Fabián, se lo confieso así como hombre, lloré mucho y no quiero que suceda esto, cuando lo visité pensé: Dios mío, ¿así van a acabar nuestros hijos, las personas que amamos, la vida y la naturaleza? Tenemos que unirnos”, expresa el apicultor Gustavo Huchín Cauich, protagonista del largometraje documental [i]¿Qué les pasó a las abejas?[/i], de Adriana Otero y Robin Canul, que se estrenó en Mérida, en la Cineteca Nacional Manuel Barbachano Ponce, en el marco del Festival Kayche’ Tejidos Visuales, y que describe la lucha de los apicultores de la zona de Hopelchén, Campeche, contra la deforestación y fumigaciones con agroquímicos que se realizan para la siembra de la soya transgénica.

En el documental, don Gustavo viaja a Argentina a reunirse con Fabián Tomasi, de Basavilbaso, provincia de Entre Ríos, quien falleció el siete de septiembre de 2018, a los 53 años, tras sufrir de polineuropatía tóxica severa y atrofia muscular generalizada, ocasionada por esos productos, debido a que trabajó durante años en tareas de carga y bombeo en una empresa de fumigación aérea.

El apicultor quería conocer la situación de la siembra de soya transgénica en el país sudamericano y vio con sus propios ojos la devastación que sufrió la zona, los problemas de salud que sufría Tomasi, así como otros de la región, tales como: cáncer, trastornos, malformaciones y abortos espontáneos.

[b]Generar conciencia[/b]

“Mi intención, a través de este documental, es generar conciencia de que nosotros, los ciudadanos, debemos unir esfuerzos para poder combatir o frenar la deforestación y la contaminación, porque corremos riesgo todos. Nosotros en el medio rural y la gente de la ciudad también, porque los alimentos que llegan a la mesa vienen de los campos menonitas, de los cultivadores de Hopelchén que tienen riego y esas aguas están contaminadas”, manifiesta Huchín.

En el documental, aparece también la apicultura Leydi Pech Martin, quien cría abejas meliponas, y se une a la lucha de su comunidad.

[b]Inicio de la lucha[/b]

Huchín Cauich, criador de la especie [i]apis mellifera[/i], cuenta que la lucha comenzó en 2012, cuando se produjo una enorme mortandad de abejas, aproximadamente mil 500 colonias, entonces comenzaron a averiguar qué era lo que sucedía hasta que se enteraron que estaban sembrando soya transgénica y fumigando con agroquímicos.

“Para nosotros esa primera vez fue muy dolorosa, muy triste, porque muchas personas quedaron sin colonias y en nuestro medio rural, la mayoría somos apicultores y agricultores, entonces la gente se quedó sin trabajo, muchos muchachos sin estudios, porque ya sus padres no podían pagarlos, y tuvieron que trasladarse a la ciudad para trabajar de albañiles, de lo que fuera para mantener a sus familias, cuando tenían el trabajo en su casa”, explica don Gustavo, como se lo conoce.

Don Gustavo, quien vive en Bolonchén de Rejón, Hopelchén, en el estado de Campeche, tenía 200 colonias de donde obtenía hasta 40 tambores por mes, de 300 kilos cada uno, es decir, unas 12 toneladas; ahora tiene 80 colonias y apenas llega a la tonelada y media. Si bien aclara que sus abejas murieron por la sequía y no por fumigación, la deforestación contribuyó a ello. Calcula que han muerto ya una tercera parte de las abejas y que la producción que tenías anualmente bajó más de la mitad.

Cuando comenzó la mortandad de abejas “nos reunimos, platicamos y analizamos por qué sucedía eso. Se nos unieron algunos estudiosos y allí nos enteramos no sólo que era soya transgénica, sino que los agrotóxicos con los que fumigaban, neonicotinoides y cipermetrina era lo que mataba a las abejas”.

[b]Amparos[/b]

Por su parte, uno de los directores del documental, Robin Canul, explica que desde el 2012 se interpusieron amparos; en el 2015 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le dio la razón a las comunidades mayas y ordenó una consulta, “después de eso el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senacica), le retiró los permisos a Monsanto por haber encontrado daños irreversibles al medioambiente, posteriormente, se los devolvió.

El amparo sigue vigente, aunque ya se han agotado todas las instancias legales y el caso está también en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “lo único que hace falta es la voluntad de las autoridades para ponerle un fin a esto y proteger los derechos humanos y el derecho a un medioambiente sano”, agrega.

Don Gustavo viajó a México en 2017 para entrevistarse con el entonces ministro de la SCJN, Eduardo Medina Mora, a fin de explicarle que se seguía sembrando, ignorando los amparos y recuerda que le dijo: “Haga algo por México, haga algo por su hijos”, pero nada pasó.

[b]Devastación de la selva[/b]

“¿Cuánto tiempo hace que nosotros estamos en Hopelchén cuidando el bosque, y lo cuidamos precisamente por nuestras abejas, porque sabemos que ahí pecorean para nuestro sustento y el de nuestros hijos, pero los grandes empresarios, principalmente los menonitas compran cinco mil, 10 mil hectáreas y le meten maquinaria pesada y desmontan todo lo que pueden para sembrar la soya transgénica”, señala el apicultor.

Precisa que es una situación muy triste, que empiezan de afuera hacia dentro, hay animales que pueden escapar, y los que no quedan ahí aplastados y “uno encuentra muchísimos animales muertos”.

Asegura que a ellos nunca les consultaron, que cuando se dieron cuenta ya estaban sembrando, “la consulta debió ser previa, libre, culturalmente adecuada y de buena fe, y no cumplieron con nada de eso. Nosotros dijimos: Oye Semarnat, ustedes son los que deben proteger la selva y están desmontando. Ahora en Hopelchén más de 85 mil hectáreas de selva están deforestadas”.

Puntualiza que ahora se encuentran en pláticas con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y con el Gobierno Federal, para que siga adelante la consulta, “es un derecho que tenemos para que nos consulten, sobre el cambio del uso de suelo, porque no lo quieren reconocer, el territorio que están desmontando es nuestro. Lo que es Yucatán, Campeche y Quintana Roo, es territorio maya, pero el gobierno dice que son terrenos nacionales y se los vende a esta gente para que desmonten todo”.

[b]Consecuencias[/b]

“Nos están quitando el patrimonio de nuestros hijos, están acabando con nuestra cultura, están acabando con todo, y por si fuera poco con tanta fumigación ya está contaminada nuestra agua, el suelo, el ambiente que respiramos por elementos volátiles de insecticidas, pesticidas y herbicidas. Esto es un ecocidio”.

Manifiesta que el índice de cáncer ha subido y que de ello se ha dado cuenta el Centro de Salud de Hopelchén. “Las fumigaciones aéreas están dañando escuelas primarias, secundarias, la preparatoria y la misma universidad, en el mes de septiembre, cuando fumigaron ahí cerca de la universidad, dos muchachos y algunos maestros sintieron mareos y cuando los llevaron al médico dijo que eran síntomas de intoxicación”.

Hace un llamado al gobierno para que detenga las fumigaciones aéreas, “algunos de los que estamos en el documental fueron fumigados por las avionetas, y la ciudadanía en general en Hopelchén está sufriendo esas fumigaciones, ellos dicen que están fumigando en el campo, pero el aire lleva todos los elementos volátiles a la ciudad, entonces es una contaminación tremenda”.

Por último, señala que están procurando dar a conocer esto para que la gente tome conciencia “y se sume a nuestra lucha porque estamos todos en esta barquita, si nos fregamos los que estamos en el medio rural, se perjudica toda la gente”.

En junio de 2018, el gigante alemán de productos farmacéuticos Bayer compró la empresa estadounidense Monsanto, por un estimado de 63 mil millones de dólares, la adquisición extranjera más grande jamás realizada por una empresa alemana.