Graciela H. Ortiz
Foto: Enrique Osorno
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Viernes 30 de agosto, 2019
Para el ingeniero químico Abar Yerbes Maldonado, presidente de la Sociedad Yucateca de Ingeniería Sanitaria y Ambiental A.C. (Syisaac), la situación no es tan grave como la pintan el doctor Ángel Polanco y la asociación Ciudadanos Hartos.
"A nivel mundial el agua, el manto freático de Yucatán, cumple con todas las normas de calidad para consumo humano", asegura, y aclara que la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (Japay) solo es responsable de la ciudad de Mérida, no del estado. Son los ayuntamientos los que se hacen cargo del agua de los municipios.
Yerbes Maldonado agrega que no existen estudios suficientes en Yucatán que indiquen cómo está la calidad del agua. "Con 20, 30 o hasta 100 pozos no se puede determinar cuál es la calidad del manto freático, lo único que vamos a tener son centros focalizados de contaminación", destaca.
"¿Dónde?, en la zona agrícola que ha sido abusada por el uso de plaguicidas e incluso fertilizantes. En esos lugares hay contaminación, y todavía tendríamos que comprobar si la gente no ha utilizado los botes donde viene el pesticida para hacer alguna labor y se han contaminado antes de beber el agua de los pozos", sostiene.
Recuerda que antiguamente todos tomaban agua de pozo. Con la llegada de la modernidad se fueron implementando sistemas de agua potable y la gente comenzó a tirar aguas negras a los lugares de donde antes extraían agua para el consumo.
Reconoce que "se tiene que hacer un proyecto de estado muy fuerte, pero ahora no se puede porque no hay una ley estatal de manejo de aguas residuales. Mientras no tengamos esa herramienta, el gobierno no puede hacer mucho, porque el agua es propiedad del gobierno federal".
Por otro lado, considera indispensable la educación de la ciudadanía para el uso adecuado de los recursos. "La gente no sabe cómo hacer el tratamiento de aguas residuales, no sabe si tiene fosa séptica o a dónde va el agua que tiran; si a un cenote o a un pozo, y esas malas prácticas ya llevan muchos años". Explica que desde hace más de 17 años se promulgó una ley que obliga que todos los fraccionamientos tengan sus plantas de tratamiento de agua. El problema que existe es que no se cobra el suficiente dinero para realizar todos los servicios de mantenimiento y operación. Trabajan a niveles mínimos para operar las áreas, son de tratamiento secundario, es decir quitan fecalización.
"Desde hace muchos años se inició para la ciudad de Mérida el relleno sanitario, que es un lugar de evacuación final donde todos los líquidos (lixiviados) que se generan en la disposición de la basura, se van a una planta de tratamiento. Esto se realiza en la actualidad, aunque la planta ya no es suficiente para la cantidad de basura que hay", enfatiza.
El ingeniero químico también ofrece soluciones: "En infraestructura hay que empezar por capacitar a los operadores de los pueblos y comisarías, los que prenden y apagan la bomba y controlan si entra cloro o no; hay que profesionalizarlos, porque han ido heredando esos puestos y en cada cambio de gobierno van rolando gente, pero debe haber un responsable que sepa atender un problema".
"También debemos aprender cómo manejar los residuos que genera cada quien, con programas que de manera continua hay que mejorar, por ejemplo muchos comercios tienen áreas para la recolección de pilas y eso debería ampliarse".
Con relación a las fosas sépticas comenta que tanto los particulares como el gobierno deberían hacer fuertes inversiones.
"Falta ley, educación, el estudio real de todo el estado y mejorar la infraestructura", concluye.
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