Lilia Balam
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 4 de febrero, 2019

A fines de agosto del 2010, Beatriz Ortega Canto acudió al médico, llevaba poco más de cinco meses realizándose pruebas para asegurarse de que la piel naranja que había detectado en uno de sus senos era algo normal. Después de todo, la mamografía que se había realizado antes no reveló nada preocupante.

Estaba sola cuando escuchó del galeno la frase que marcaría el inicio de una nueva etapa en su vida: “Me dijo que tenía cáncer, que ese era el nombre, pero aún no tenía apellido, no sabíamos qué tipo de cáncer era”, relata. El shock fue tal, que Beatriz no recuerda cómo regresó a su casa. Solo supo que de pronto tenía a sus hijos e hijas enfrente, preguntando cuáles habían sido los resultados de los estudios.

“Es como si tuvieras un rompecabezas y se cayera al piso. Sabes que ahí están las piezas pero no sabes por dónde empezar a armarlo, a reconstruirte”, cuenta Ortega Canto, quien el día de hoy es vicepresidente de la Asociación de Mujeres Yucatecas contra el Cáncer (AMYCC).

La sensación que describe Beatriz la comprende a la perfección la cirujana oncóloga Sarina Navarro Santiesteban, quien desde hace dos años labora en la Clínica de la Mujer del Hospital General “Dr. Agustín O’Horán”.

“Al momento de anunciarle a una persona que tiene cáncer, se le cae el mundo encima e incluso deja de escuchar las indicaciones del médico, aunque uno le diga que lo va a curar. De hecho, les pedimos que cuando acudan por sus resultados estén acompañados, para que cuando el paciente deje de escuchar el acompañante reciba las instrucciones”, dice.

En la conmemoración del Día Mundial contra el Cáncer, no es para menos la preocupación: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es la segunda causa de muerte a nivel mundial. Hasta el 2015 había cobrado 8.8 millones de vidas, es decir, alrededor de una de cada seis defunciones en el mundo se debe a esta enfermedad. Los tipos más letales son el pulmonar, que ha causado 1.69 millones de muertes; el hepático, con 788 mil defunciones; el colorrectal, con 774 mil víctimas; el gástrico, con 754 mil muertes y el mamario, con 571 mil defunciones.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México el tipo de cáncer más frecuente en la infancia es la leucemia y precisamente el 50 por ciento de las muertes observadas del 2011 al 2016 por tumores malignos en la población de 0 a 17 años, fueron por cáncer en órganos hematopoyéticos. Las mujeres tenían porcentajes ligeramente más altos de fallecimientos.

A partir de los 30 años “se comienzan a hacer presentes tumores relacionados a factores de riesgo asociados a estilos de vida no saludables”, como el cáncer de pulmón, páncreas, colon, entre otros. Precisamente del 2011 al 2016 destacaron los tumores malignos en órganos digestivos, en genitales femeninos y respiratorios en la población mexicana de 30 a 59 años. Tres de cada 10 muertes por cáncer en ese sector de la sociedad se debieron a tumores en órganos digestivos. La segunda causa de fallecimiento para esa parte de la población fue el cáncer de órganos genitales femeninos: tres de cada 10 mujeres con cáncer murieron por ese padecimiento.

[b]El cáncer en Yucatán y Mérida[/b]

Yucatán no se queda atrás en las estadísticas mortales. Aunque tanto Navarro Santiesteban como el oncólogo Tirzo Suárez Sahuí coinciden en que no existen cifras exactas de los casos de cáncer en la entidad –debido a que apenas se está iniciando un proyecto de registro del padecimiento-, se calcula que alrededor del 70 por ciento de las personas con ese diagnóstico fallecen.

“En países avanzados la tasa de mortalidad es de aproximadamente el 50 por ciento. En un país en vías de desarrollo las cifras son más altas. En nuestro caso sí tenemos muchos medicamentos y buenos equipos, pero a veces son insuficientes para el volumen de gente que se atiende y los medicamentos cada vez más costosos, nuestra estadística de mortalidad debe estar un 15 o 20 por ciento por encima del promedio mundial”, precisó Suárez Sahuí.

De acuerdo a ambos especialistas, en Yucatán el 10 por ciento de los casos de cáncer atendidos son en población infantil y el tipo de cáncer más frecuente en ese sector es la leucemia, seguida de tumores en el sistema nervioso central. Los pacientes suelen tener menos de cinco años o son adolescentes.

Si bien no hay un estudio formal, la presidenta del Patronato de la asociación “Hogar de Ángeles” –que brinda albergue a niños con cáncer–, María Cristina Rosado Garma, comunicó que a esa agrupación se han detectado más pacientes de la zona oriente del estado y de Quintana Roo, por lo que especula que sus padecimientos estén relacionados con la genética, los hábitos alimenticios, la contaminación del agua o el uso de pesticidas.

En el caso de la población femenina adulta, el cáncer de mama es el más común, y si bien a nivel mundial se suele detectar a partir de los 40 años, en la entidad han comenzado a aparecer casos en mujeres cada vez más jóvenes –de hasta 25 años–. En segundo lugar se encuentra el cáncer cervicouterino. Por otro lado, a los hombres yucatecos les suele afectar el cáncer de próstata a partir de los 50 años de edad.

Estos datos son similares a los contabilizados en el joven Centro Institucional de Capacitación y Registro de Cáncer de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Mérida. Dicho espacio se logró establecer el año pasado después de varios esfuerzos de investigadores del IMSS y autoridades, con el fin de recabar datos de la enfermedad en hospitales y clínicas tanto públicas como privadas.

Si bien todavía es prematuro emitir un informe del panorama del cáncer en la capital yucateca, la directora del Centro, Yelda Leal Herrera, comunicó que las tendencias en Mérida no son muy diferentes a las del resto del país. Incluso mencionó que en la ciudad capital los tipos de cáncer con mayor índice de mortalidad son los de hígado y páncreas, justo como ocurre a nivel nacional.

“Por fortuna el cáncer más frecuente no es el más letal: el de mama. Eso también significa que hay detección oportuna”, indicó la doctora.


[b]Necesaria la prevención y detección oportuna[/b]

“¿Por qué a mí? Eso me preguntaba. Pero no hay respuesta. Entonces de tanto hacerme esa interrogante, pensé de pronto ‘¿Y por qué no? ¿Por qué estar exenta, si a cualquiera le puede pasar?”, cuenta Beatriz.

La sensación de desconcierto y culpabilidad es algo frecuente en los pacientes con cáncer e incluso entre sus familiares o amistades. De hecho, Cristina Rosado, detalla que cuando se diagnostica a un infante, la familia suele atravesar un proceso “de culpa” previo a la aceptación de la enfermedad.

Esto lo corrobora Navarro Santiesteban, quien explica que muchas veces los pacientes se sienten culpables “por no haber consultado antes”, pero recalca que es primordial que las personas comprendan que “nadie es culpable de tener la enfermedad”.

Las especialistas reiteran que aún no se han determinado las causas del cáncer, aunque sí se han detectado factores de riesgo del padecimiento. Leal Herrera indicó que en ocasiones la enfermedad se relaciona a agentes infecciosos, como en el caso del cáncer cervicouterino, el de hígado y el de estómago. Navarro Santiesteban añadió que el de colón está asociado con la ingesta de más de 30 gramos de carnes rojas al día y el de pulmón, con el tabaquismo y la exposición al humo de leña.

También se ha encontrado relación entre el cáncer de pleura y la exposición al asbesto u otros organofosforados que se solían incluir en productos para fumigar; y entre el cáncer de mama y la prolongada exposición de estrógenos –en mujeres que no se han embarazado, que se han sometido a terapia de reemplazo hormonal, que menstruaron precozmente o que tuvieron la menopausia de manera tardía-.

Eso sí, tanto la cirujana oncóloga como Suárez Sahuí enfatizaron que los principales factores de riesgo son controlables o prevenibles: el tabaquismo y la obesidad, siendo el último el foco de atención para los médicos debido a que el país “siempre está luchando por estar en los primeros lugares a nivel mundial en las estadísticas de obesidad”.

“Yucatán es uno de los estados con mayor número de casos de obesidad infantil y de adultos. En el cáncer juega un papel importantísimo prevenir la obesidad con orientación nutricional, planes de activación física. Es un factor clave en los años futuros y desde la actualidad para que las cifras de cáncer disminuyan”, puntualizó el oncólogo.

Navarro Santiesteban agregó que un porcentaje importante de pacientes tienen sobrepeso o son obesos, por lo que sería primordial promover estilos de vida saludables –hacer ejercicio, llevar dietas balanceadas, no abusar del consumo de carnes rojas- y que la población no sea sedentaria ni consuma en exceso ciertos grupos alimenticios. “No se pueden evitar los cánceres pero sí se puede optar por un estilo de vida saludable”, sostuvo.

En este punto, la especialista aclaró que si bien es importante fomentar hábitos para prevenir la enfermedad, también es necesario apuntalar a la detección oportuna para evitar fallecimientos. Como ejemplo, si el cáncer cervicouterino o el de mama son diagnosticados en sus fases tempranas –con un papanicolau o una mastografía, respectivamente-, la mortalidad se reduce en un 30 por ciento.


[b]Las carencias y la deuda con mujeres y municipios[/b]

Uno podría interpretar que, si ya se sabe que con la detección oportuna del cáncer disminuyen las cifras de fallecimientos, basta con que se establezcan programas enfocados en esas acciones y listo. Pero por supuesto, no todo es miel sobre hojuelas.

Yucatán es un centro de referencia de atención al cáncer en toda la península e incluso, en la región sureste del país. Personas de Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco y hasta Belice llegan para ser atendidos en hospitales públicos y privados de la entidad.

Si bien se cuenta con infraestructura –como en el caso del IMSS, que tiene dos aceleradores lineales y una clínica especializada en la enfermedad, o en el caso de la Secretaría de Salud, que cuenta con la Unidad de Especialidades Médicas en Oncología–, los especialistas consideran que es necesario mejorar tanto la capacitación del personal médico de primer contacto de los hospitales públicos, como los esfuerzos de detección oportuna y prevención.

Tanto Sarina Navarro como Tirzo Suárez coincidieron en que urge que los doctores de primer contacto y el personal de salud en general cuenten con la formación debida para que cuando atiendan a un paciente “no se tomen a la ligera” señales de alarma, como una bolita en el seno, sangrado rectal o la pérdida de peso.

“Muchas veces tardan en canalizar y cuando llega a los especialistas el caso está muy avanzado, es la historia de pacientes que han consultado con médicos generales que decían que no era nada y cuando finalmente son atendidos por el especialista ya se encuentran en fases tardías”, subrayó el oncólogo.

A su vez, Navarro Santiesteban añadió que más que invertir en tecnología, se debe administrar al personal médico para que las pruebas –mastografías, radiografías, entre otras–, sean analizadas por expertos que refieran a sus parientes con los especialistas a tiempo.

La cirujana oncóloga aclaró que es necesario fomentar la cultura de la prevención en el país, es decir, que la población acuda al médico regularmente para checar si hay alguna anomalía y pierda “el miedo” a escuchar lo que el doctor tenga que decir. Eso sí, reconoció que hace falta que el personal de salud explique debidamente a los pacientes la importancia de las pruebas de detección oportuna para brindarles mayor tranquilidad.

Suárez Sahuí también señaló que al interior del estado no existe ningún equipo de detección oportuna, salvo los que se llevan de manera itinerante a algunos municipios.

“El hecho de que existan muy pocos o prácticamente ningún equipo de mamografía o mastografía implica que la gente termine viajando y atendiéndose en nuestros hospitales. Sí existe una carencia en la infraestructura para detección del cáncer más común, el de mama, desde luego que hay una falta de recursos”, puntualizó.

De hecho, el especialista repitió que el cáncer de mama es uno de los más comunes y que la mayoría de las pacientes atendidas son mujeres.

“La mujer tiene mayor probabilidad de tener cáncer en nuestro estado. La mujer es más susceptible en nuestro medio y por ello deberíamos tener atención prioritaria a la mujer para la detección del cáncer de seno, endometrio, de ovario, cervicouterino, y tratar de sensibilizarlas para que acudan al médico y se superen las barreras económicas, psicológicas, laborales y el pudor”, externó.

De igual forma, Cristina Rosado expresó que si bien los médicos en los hospitales públicos “tienen vocación”, los hospitales están saturados y por ello, en muchas ocasiones los pacientes no reciben la atención adecuada.

“Las madres hablan maravillas de los doctores y enfermeros pero a veces cometan que no les pudieron dar la quimioterapia, o que estaba echado a perder el equipo. Le toca a la Secretaría de Salud y a los hospitales ampliar la capacidad”, dijo.

La presidente del Patronato de “Hogar de Ángeles” añadió que dicha agrupación hizo una petición junto con otras organizaciones para que se vuelva a emplear una máquina de trasplante medular –que se encuentra en el Hospital “O’Horán” que únicamente fue empleada dos veces ante la falta de equipo, personal médico y certificaciones. Comentó que la solicitud ya está haciendo analizada y que esa ala debe reabrir.

Cabe mencionar que de acuerdo a la OMS, en caso de las condiciones de atención al cáncer no cambien, y si no se ejerce un plan de acción y control para la enfermedad, la expectativa es que para el año 2040 incrementen del 30 al 40 por ciento los casos de cáncer.


[b]“Hay que salir adelante por una misma”[/b]

La medicina ha avanzado. Cada vez se cuenta con tratamientos más novedosos, menos tóxicos y más tolerables para tratar al paciente con cáncer. Los profesionales de la salud buscan implementar estrategias menos invasivas o agresivas, más conservadoras.

Por ejemplo, ya no se requieren mastectomías radicales para combatir el cáncer de mama. Aunque los tratamientos siguen siendo largos: un tumor detectado de manera temprana en la mama podría requerir atención hasta por cinco años.

Ese fue el caso de Beatriz, quien se sometió a ocho sesiones de quimioterapia, 27 de radioterapia, a una mastectomía radical y tuvo que tomar medicamentos cinco años más.

Por supuesto, el proceso fue menos simple que escribirlo. El mundo se le vino abajo un tiempo, pero contó con el apoyo de su familia y pronto se sobrepuso a la situación. Cuando le notificaron que la mejor opción para su caso era extirpar por completo el seno, fue al baño y le agradeció a esa parte de su cuerpo por todo lo que había hecho por ella.

“Había amamantado a mis hijos y me había dado una figura durante 48 años. Le agradecí todo eso y me metí al quirófano”, cuenta. Y aunque admite que fue impactante para ella, repite que nada fue más difícil que la pérdida del cabello por someterse a quimio y radioterapia.

“Cuando me iban a operar me dijeron que me quitara lo de valor y le dije al enfermero que mi peluca era de mucho valor. Él me pidió que no me la quitara y se lo agradezco, eso me daba seguridad”, comenta.

La vicepresidenta de la AMYCC explica que tuvo que ser fuerte para aprender todas las lecciones que le ofreció la vida en el lapso que estuvo bajo tratamiento. “Duele ver que todos continúan su vida y tú no estás en las condiciones de antes. Pero lejos de pensar que tenía que salir adelante por mis hijas o mi marido, aprendí que tenía que salir adelante por mí, porque quería estar bien. Hay que ser positivos, la vida no se acaba cuando te dicen que tienes cáncer. Hay que luchar por una misma”, suspira.


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