Juan Manuel Contreras
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 15 de junio, 2020

La pandemia trajo consigo daños colaterales. Amargas despedidas, incertidumbres emocionales y desde luego encierros involuntarios que terminaron por acentuar viejas rencillas familiares, como en el caso de Haziel E. R., un chico transgénero de 23 años originario de Hocabá, Yucatán, quien luego de severas discusiones a puerta cerrada decidió desligarse de un hogar en el que nunca se sintió aceptado.

“Lograron sacarme de mis casillas”, asegura un Haziel recién emancipado y a quien la liberación evidentemente le ha caído de perlas, se le nota en la voz. Y es que aún en el marco del mes de la Diversidad Sexual, la discriminación en contra del colectivo LGBTTTI+ continúa vigente y el confinamiento suele detonar este tipo de situaciones.

Recordó que fue hace dos años cuando los problemas en su casa se desbordaron tras acudir a la Ciudad de México (CDMX) a realizar el trámite de cambio de identidad. Es algo que él deseaba desde que era una pequeña y la llamaron Daily Abigaíl. Al ser menor de edad le fue imposible cambiar, hasta que con el apoyo de diversas asociaciones logró realizar el anhelado viaje.

Los desencuentros cotidianos con sus consanguíneos orillaron a Haziel a emigrar a la ciudad de Mérida, en donde vivió un tiempo con su madre y su hermana pequeña, aunque tras el largo encierro decidió de una vez por todas no regresar. Nunca se sintió comprendido.

“Es horrible. Hoy me marché llevándome todas mis cosas, le dije a mi mamá que ya me iba y mi papá molesto continuaba cuestionándome. Me negué a revelarles mi destino, pues no tienen porqué saber a dónde me dirijo. Lo mismo sucedió cuando viajé a la CDMX, no le dije a nadie. Al regresar ya no podían decirme nada, ya estaba hecho”.

Hoy Haziel pernocta en casa de su abuela, pese a que su padre le advirtió que no lo quería ver ahí tampoco. Fue su madre quien le aconsejó quedarse en la vivienda, que hasta el día de hoy estaba deshabitada y presenta graves inundaciones tras el paso de la tormenta tropical Cristóbal.

[b]Renuentes a la realidad[/b]

Como miles de jóvenes pertenecientes a la comunidad LGBTTTI+, Haziel conoce a la perfección las peripecias que implica el coexistir con quienes no aceptan diferencias que cada día se vuelven más cotidianas.

“Reprochan todo lo que te han dado a lo largo de tu infancia; y estás ahí sin poder hacer nada. Es desgastante ese recuerdo y las limitaciones que conlleva”, lamentó el chico antes de precisar que su pasión es patinar tablas largas, conocidas como longboards. Su voz se enciende mientras lo platica.

“Si no fuera por eso (el virus) me iría yo a patinar, que es lo que amo, pero no puedo salir. El Parque Ecológico y el Acuaparque son los lugares que más disfruto, pero con esto está cabrón. Es terrible que muchos chicos y chicas estén pasando por esta misma situación”, expuso.

Sobre los planes a futuro, Haizel -cuyo nombre es una combinación de los de sus mejores amigos (Hazaky y Raziel)- comenta que está en pláticas para conseguir un trabajo que le permita solventar sus gastos; y además cuenta con el apoyo de asociaciones y amistades que ha hecho a su paso por los senderos de la inclusión. No está solo.

No son pocas las veces que se ha sentido agredido y discriminado; y desde su perspectiva asegura que la Diversidad Sexual sufre opresión, sobre todo al interior del estado, en donde únicamente durante las fiestas carnestolendas se vislumbra algo de color en el panorama. Es común que los adscritos a alguna de las letras de la Diversidad abandonen sus hogares tras la desaprobación de sus familias.

[b]“Si me caigo, me levanto”[/b]

A pesar de la discriminación, Haziel recita una y otra vez su mantra: “si me caigo, me levanto”, pues su pasión por la patineta lo ha enfrentado directo y en seco contra el suelo en múltiples ocasiones, así como la vida misma. Él tiene muy claro que se levantará tarde o temprano.

Desde los seis años supo que lo suyo era el género masculino. Odiaba ponerse vestidos; y aunque con cierta vanidad reconoce que siempre ha sido fotogénico, la mala cara que le causaba la ropa femenina se evidencia en las gráficas que compartió con este rotativo.

Actualmente Haziel cursa la carrera de Gastronomía en el Colegio de Educación Profesional Técnica del Estado de Yucatán (Conalep) y sueña con que su talento culinario le haga acreedor a una Estrella Michelin, uno de los máximos galardones en el mundo de la cocina.

A los que se encuentran en su misma posición, los exhorta a no sentirse solos, pues siempre hay una luz al final del túnel; alguien que los impulsará a ser mejores. Con la voz sólida como una ceiba y la vista puesta en el horizonte, Haziel se despide. Evidentemente no le teme al futuro, a fin de cuentas, ya sabe bien cómo sobrevivir a las caídas.


Edición: Enrique Álvarez


Lo más reciente

Chéen beey k’aschajik u 19 por sientoil janalo’ob yóok’ol kaab tu ja’abil 2022: ONU

ONU señala que el mundo desperdició 19 por ciento de alimentos en 2022

Ap

Chéen beey k’aschajik u 19 por sientoil janalo’ob yóok’ol kaab tu ja’abil 2022: ONU

Andorra retiene más de 100 mde a Juan Collado, abogado de Peña Nieto

Según indagaciones, provienen del blanqueo de fortunas de sus clientes.

La Jornada

Andorra retiene más de 100 mde a Juan Collado, abogado de Peña Nieto

Riña en penal de Culiacán deja tres reos muertos

Se desconocen la identidad de los lesionados y los detalles del hecho

La Jornada

Riña en penal de Culiacán deja tres reos muertos

Milei: pelear con (casi) todos

Astillero

Julio Hernández López

Milei: pelear con (casi) todos