Graciela Ortiz
Foto: Efe
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 18 de mayo, 2020

A mediados de mayo se hizo viral que Hortensia, una paciente de 65 años de edad que contrajo COVID-19 logró vencer la enfermedad luego de que se le aplicó una transfusión de plasma sanguíneo, proveniente de pacientes recuperados de la enfermedad.

Si bien se trata de un protocolo experimental, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la primera institución del país certificada para hacer uso de lo que se conoce como plasma convaleciente.

“No tiene mucho valor, en el momento actual hay que dejar sentado que ésta es una enfermedad infecciosa viral que no tiene, hasta ahora, ningún tratamiento aprobado; todo lo que se hace es meramente anecdótico con grupos pequeños de personas que se les aplican los fármacos que se ensayan, se realizan en grupos testigos”, explica el infectólogo del Hospital Regional del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) Pensiones, Alejandro Guerrero Flores.

El especialista señala que hay un registro en plataformas de ensayos clínicos con un buen número de experiencias de estudios, casi 700, en todo el mundo, de los que se han seleccionado 264 y solamente 121 tienen cierta validación para probar medicamentos en la actual situación de la pandemia, porque no da tiempo de desarrollar nuevos productos.

“Por lo que nos queda utilizar recursos ya aprobados, ya ensayados como el del plasma de convalecientes, aunque no es algo nuevo”, añade.

Refiere que esta modalidad se utilizaba en sueros similares contra las mordeduras de serpientes, ya que se extraía de personas que habían sobrevivido a una, o el suero antitetánico, obtenido de caballos a los que se les inoculaba la bacteria del tétanos y luego se separaba el suero, antes de que existiera la vacuna.

Para el infectólogo, el uso de suero de convalecientes es bueno pero para aplicar en el personal de la salud que se va a exponer, porque crearía anticuerpos para los que tienen que atender pacientes graves, considera que no es efectivo para tratamientos, ya que “conforme a los ensayos de 10 personas a quienes se les aplicó, sólo sirvió en dos”.

“Como conclusión puedo decir que es un esfuerzo y ante una situación tan grave, por compasión, se puede aplicar, pero no quiere decir que sea probado”, sostiene el galeno.

[b]Mayores riesgos[/b]

Este tipo de terapias tiene riesgos, como por ejemplo una reacción alérgica importante, “porque la sangre del donante puede tener proteínas extras y el que recibe puede desarrollar una reacción anafiláctica”.

El médico precisa que los anticuerpos que proporciona el plasma es lo que se llama inmunidad pasiva, y los anticuerpos que crea el organismo por la vacuna es inmunidad activa; “es decir, el propio cuerpo es el que va a elaborar anticuerpos contra el virus”.

Por otro lado, los anticuerpos del plasma son para el momento crítico o para prevenir, duran poco tiempo; no como una vacuna, que puede durar hasta un año.

Con relación a otros fármacos que se hallan a prueba contra la enfermedad, Guerrero Flores señala que el tan nombrado Remdesivir es caro y provoca muchos efectos secundarios, de hecho era una droga que se desarrolló contra el ébola, pero no dio ningún resultado.

“En México hay un pequeño grupo de pacientes que ya están recibiéndolo en el Hospital de la Nutrición y en el Hospital de Enfermedades Respiratorias”, afirma, y asegura que existen dudas sobre sus beneficios.

“Es importante señalar que todos estos medicamentos ya fueron probados contra otros padecimientos, incluso hay medicamentos que ni siquiera son antivirales como la Ivermectina, que se utiliza en veterinaria para la sarna, y en el humano es un antiparasitario”, comenta.

Otro medicamento, que también se agotó en las farmacias, fue el antipalúdico hidroxicloroquina, “pero no sirve, incluso hay personas que han muerto por utilizarlo, porque es para el paludismo pero no para el coronavirus”.

El infectólogo le tiene fe al Avigan, cuya droga es el favipiravir, “que ha sido probado en Japón para casos de influenza grave, bajo cierto control. En China se han hecho ensayos clínicos que les dieron ciertos resultados desde las primeras fases de la enfermedad, no es tanto para los pacientes que están graves, sino para cuando está comenzando la enfermedad y podría ser fabricado como genérico”.

Para Guerrero, el COVID llegó para quedarse, como el H1N1, “pero la influenza es menos contagiosa, tiene menos poder de transmisibilidad, menos virulenta. Además hemos tenido muchos virus de influenza desde hace muchos años y nuestro organismo va haciendo cierta inmunidad”.

Asegura que hay que empezar a convivir con el coronavirus y continuar con las medidas preventivas que hemos realizado hasta ahora, lo que no significa seguir en una cuarentena indefinida.

“No vamos a volver a la normalidad, vamos a salir a encontrar una nueva vida porque si no lo que vamos a encontrar va a ser la enfermedad y la muerte”, concluye.

Edición: Elsa Torres


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