Con la inauguración de la hacienda San Antonio Hool, en la comisaría meridana de Dzityá, la familia Díaz ofrecerá al turismo “la experiencia de ser dueños de una hacienda henequenera del siglo XVII”. Así lo manifestaron durante el evento para dar a conocer las amenidades con las que cuenta este nuevo complejo.
La bienvenida corrió a cargo de Emilio Díaz Castellanos, propietario de la hacienda, la cual se fundó en 1683, es decir, hace 338 años por el señor Roque de Alpuche. El segundo dueño fue Pedro Castellanos, quien la adquirió en 1705, detalló.
“Este señor es nuestro familiar de hace más de 300 años, es decir, tenemos un sentimiento familiar de lo que ha sido la historia de esta hacienda. No sólo es un tema de dinero, sino uno familiar, cultural y de entusiasmo”, precisó.
El empresario recordó que, en 1992, Manuel Mantecón Álvarez -su suegro- compró la hacienda con fines industriales y dentro de la compra estaba el casco. Desarrolló su proyecto con éxito y en 2016 decidió donársela a su hija Rossanet, esposa de Díaz Castellanos.
“Le dijo: ‘mira hija, la industria está trabajando muy bien y lo que es la estancia, pensamos que ustedes -la familia Díaz Mantecón- son los que pueden y deben regresar su esplendor a la hacienda’. Tomamos el reto”, sentenció.
Rossanet Díaz Mantecón, directora general de la hacienda San Antonio Hool, señaló que Yucatán es un destino que cuenta con todo para brindar vivencias únicas a los viajeros más exigentes que buscan experiencias de aventura, cultura, gastronomía y servicios del más alto nivel.
El proyecto del San Antonio Hool, mencionó, inició en 2017 como un giro meramente familiar. En cuanto se adentraron en su historia, su estructura arquitectónica y elementos, se dieron cuenta de que “joyas como ésta se tienen que compartir”.
Dicho esto, integraron un equipo de expertos en la materia para regresar el esplendor a este patrimonio cultural de Yucatán. Para esto, trazaron un plan enfocado a dos vertientes comerciales: la renta de la propiedad para hospedaje y espacios para eventos sociales y empresariales.
“La firma Reyes Larraín, que se encargó de todo el proyecto arquitectónico y paisajismo, la visión de Salvador en cuanto al rescate de la propiedad y el profundo conocimiento de Josefina respecto a la flora local, generó la atmósfera perfecta para vivir un oasis dentro de Mérida”.
De igual modo, añadió Díaz Mantecón, la iluminación -a cargo del arquitecto Elías Cisneros- jugó un papel muy importante en el proyecto, ya que la hacienda toma un carácter totalmente distinto cuando cae la noche.
“El buen gusto de sus interiores, creatividad y el confort de los espacios son consecuencia de la genialidad artística y creativa del arquitecto Francisco Hanhausen, cuya experiencia en proyectos atemporales y de lujo brinda a la hacienda un look nuevo para complacer al turismo”.
A quienes se hospeden en la hacienda, adelantó, ofrecerán la posibilidad de vivir la experiencia de ser los dueños de una hacienda henequenera en el siglo XVII, con sus cuatro hectáreas de jardines, y recuperar la experiencia de estar en una capilla totalmente restaurada.
Este espacio cuenta con ocho habitaciones en cuatro hectáreas de propiedad que brindan lujo, intimidad y exclusividad y se dividen en tres tipos de alojamiento: Habitaciones Deluxe y Junior Suite, las lujosas Master Suites y la renta completa de la hacienda con jardines privados y alberca para eventos sociales y empresariales y la propiedad aún conserva su auténtica esencia histórica del siglo XVII e incluso algunos de sus murales originales siguen intactos.
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