Para nosotros la milpa es vida, lo es todo: Milpero maya de Xoy

“Cuando la Luna está grande es momento de sembrar el maíz, porque si la Luna está chica sale más pequeño y tiene menos resistencia al gorgojo, a los bichos; sí crece más rápido, pero es más hoja que mazorca”, explica Nazario Poot, maestro milpero de Xoy, municipio de Peto, en Yucatán.

La milpa maya es una tradición ancestral que los agricultores de pueblos originarios luchan por rescatar. El sistema consiste en guiarse con las fases de Luna para saber si es momento de limpiar el terreno, de sembrar la semilla o de recoger la cosecha.

Ellos le llaman Luna grande o Luna chica, pero en realidad se trata de la Luna llena o nueva.

“Así como pasa con el agua, que la Luna mueve la marea del mar, así pasa con las plantas: de ella dependen las condiciones de la milpa”, asegura Nazario.

Este conocimiento es heredado: su bisabuelo le enseñó a su abuelo; su abuelo a su papá y desde que Nazario tenía 12 años, al terminar la primaria, comenzó a aprenderlo de su padre.

Ahora, cada vez es más raro encontrar a alguien que practique la milpa maya, por lo que los maestros milperos de México y Belice decidieron colaborar con la creación de un calendario encabezado por Karla G. Hernández Aguilar, estudiante de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido.

Nota relacionada: Universitaria calendariza milpa maya para agricultores

En él plasmaron el conocimiento ancestral para trabajar con la tierra durante todo el año y sembrar maíz, frijol, calabaza, sandía y más.

“Nosotros tenemos ese interés en que no se pierda, en que la gente siga ese conocimiento porque es bastante útil para nosotros que vivimos en los pueblos”, comenta Nazario.

Karla G. Hernández destaca que el calendario de la milpa contribuye a difundir la importancia de esta práctica, no solo como sistema agroalimentario, sino como forma de vida, como identidad cultural y como generadora de grandes conocimientos.

“La experiencia más satisfactoria que me ha dejado es saber que la milpa existe y resiste en muchas formas, lugares y en muchas personas. Pero sobre todo que los conocimientos locales e indígenas juegan un papel fundamental y trascendental en la seguridad alimentaria y deben ser prioridad en la lucha contra el cambio climático”, señala la especialista.

Y es que, como destaca Karla, para los agricultores mayas, la milpa es una forma de vida y el trabajo en con la tierra es apreciado por quienes la practican.  

“La milpa es la vida, lo es todo. Sin la milpa no hay maíz, no hay calabaza… Nosotros no compramos nada de afuera, todo lo consumimos lo producimos acá”, destaca Nazario.

Además, la milpa maya no suele usar químicos ni sistema de riego. El fertilizante que aplican es natural, ellos mismos preparan el abono y dependen de la temporada de lluvias, por lo que es importante registrar todo el cambio climático.

Y justamente el cambio climático es una de las principales amenazas para la milpa maya, junto con los monocultivos, la desaparición de semillas nativas, las prácticas agrícolas intensivas, las plagas y la falta de apoyo a los saberes tradicionales, por ello la relevancia de registrar el proceso en un calendario que se pueda consultar en cualquier momento del año.

La resistencia de la milpa maya queda plasmada en las adaptaciones que los agricultores adoptan para enfrentar el cambio climático, como la incorporación de sistemas de riego cuando no se trabaja con semillas nativas y así no sufrir afectaciones por la sequía.

“El proyecto calendario La Milpa Maya tiene como objetivo difundir el actual estado de la milpa a través de experiencias de los maestros agricultores, crear conciencia sobre la importancia de preservar el conocimiento tradicional y sobre los impactos que el cambio climático puede tener sobre estos conocimientos”, señala la creadora.

El calendario fue redactado en maya, español e ingles y tiene infografía que comparte el conocimiento de una forma creativa y útil.

También te puede interesar: Habitantes de Ek Balam encuentran oportunidad de turismo en la milpa