Cuando Andrea Tamayo eligió estudiar una licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) su principal impulso fue ayudar a otras personas a enfrentar las injusticias sin cometer los abusos que algunos abogados realizan valiéndose de la ignorancia de la gente.
Como víctima y testigo de muchas injusticias -como el hecho de que su padre nunca se hiciera cargo de su manutención o sufrir violencia sicológica en una relación- Andrea optó por el lado de la justicia y poco a poco se involucró en los activismos.
“En segundo semestre fue cuando dije ‘no voy a litigar y quiero dedicarme a una rama que trabaje para la colectividad, una rama que trabaje para un mayor número de personas’”, comenta Andrea Tamayo en entrevista.
Y fue a partir de ese momento que la entonces estudiante comienza a leer sobre los activismos y feminismo para brindar asesoría a personas cercanas.
Durante su avance por la carrera, Andrea trazó su objetivo y se especializó en normatividad y legislación para realizar aportaciones para la comunidad.
“Yo quería estudiar para abogada porque quería ver cómo puedo cambiar las leyes de mi estado, de mi municipio y de mi país, porque si no están las cosas escritas en las leyes no cambia el sistema”, explica.
Este 12 de julio se conmemora en México el Día del Abogado y de la Abogada para reconocer la labor de personas como Andrea Tamayo, quienes se preocupan por su comunidad y por garantizar el acceso a la justicia.
Actualmente, Andrea forma parte del equipo de Igualdad Sustantiva Yucatán, una asociación civil encabezada por Kelly Ramírez Alpuche, que promueve y articula los derechos sexuales y reproductivos así como la erradicación de la violencia machista y la defensa del territorio.
Desde este frente, Andrea brinda asesoría jurídica a víctimas, principalmente de violencia económica y sexual. También realiza acompañamientos respecto al derecho a decidir.
Estar del lado del activismo confirmó a la abogada que eligió la carrera correcta, aunque eso signifique sentir mucha impotencia, frustración y compartir las sensaciones de las víctimas.
“Te preparas como abogada para poder llevar estas asesorías, pero una es humana y hay casos que te llegan al corazón y terminas llorando pensando cómo es posible que pasen estas cosas. Te preguntas cómo en el estado más seguro pasen estas injusticias y no haya por parte de la fiscalía las garantías para establecer que esas personas tengan acceso a la justicia pronta y expedita y por más que quieras que no te afecte sí te llega a mover emocionalmente”, comenta.
Sin embargo, las satisfacciones son mayores. Como el logro de Igualdad Sustantiva Yucatán de colocar la Antimonumenta Feminista en el Remate Montejo.
“Como abogada me encargué de hacer los oficios y de dar las vueltas para las gestiones y cabildearlo para que esto fuera posible y nos dieran un espacio digno y visible para honrar y memorar a las víctimas de violencia en cualquiera de sus formas en Yucatán”.
Ahora el objetivo es continuar fortaleciendo Igualdad Sustantiva para en algún momento, a corto plazo, ser una asociación que pueda aportar fondos a otros equipos para incrementar la ayuda a los habitantes de Yucatán.
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La Jornada
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