Fiesta en Chumayel: Devoción, agradecimiento y gozo en comunidad

Cada año, miles de personas se congregan a festejar al Cristo de la Transfiguración
Foto: Rodrigo Medina

Un par de segundos frente al Cristo de la Transfiguración son suficientes para que miles de personas resistan una excursión de hasta dos horas de camino, filas que parecen interminables, el estruendo de decenas de voladores que revientan al paso del patrono y las altas temperaturas en el municipio de Chumayel, Yucatán.

Esta fiesta patronal es la máxima demostración de fe de personas que aseguran que han recibido los milagros y bendiciones del cristo negro que hace muchos años fue disputado con el municipio vecino, Teabo, pero que ahora es visitado y adorado por personas de todo el estado e incluso del extranjero.

 

Fotos: Rodrigo Medina 

 

En Chumayel se celebran varios días de fiesta, pero la fecha más importante es el 3 de mayo, cumpleaños del Cristo de la Transfiguración, que es el que representa el momento en el que Jesús se reúne con tres de sus apóstoles y su figura recibe rayos de luz divina que lo ilumina intensamente.

Este día, desde temprana hora, cientos de camiones, camionetas y demás vehículos comienzan a llegar repletos de gente que participará en la misa y procesión del patrono.

 

 

“No sabemos exactamente cuándo comenzó la fiesta en Chumayel, lo hemos aprendido de nuestros abuelos, de nuestros padres, pero sí podemos decir que tiene más de un siglo porque llega gente de 70, 80 años diciendo que sus abuelos los traían. Un dato curioso que tenemos es que donde está el nicho del cristo dice 1738, me imagino que es de ese tiempo. La figura tiene entonces casi tres siglos de existir”, explica Santos Roberto Chan, custodio del Cristo de la Transfiguración y ex alcalde de Chumayel.

 

 

Luego de realizar la misa, la figura que pesa alrededor de 200 kilos es bajada de su nicho para recorrer las principales calles del centro del municipio acompañada de música de batucada y mariachi.  

Miles de personas abarrotan cada espacio donde el cristo pasará para poder apreciarlo y darle las gracias por un día más de vida.

Después del recorrido, comienza la fila para acercarse a la figura, pero debido a la excesiva presencia de personas no faltan los empujones, jaloneos y es necesario realizar un control de puertas de acceso a la iglesia para evitar accidentes.

 

 

Doña Nelly Araceli Tun, de 63 años, es una de las primeras personas que logra ingresar a la iglesia. Pudo colarse cuando entraban los mariachis aunque terminó con el cabello revuelto y un poco lastimada.

“Soy de Tekax, pero cada año, desde que tengo uso de razón, venimos a Chumayel porque es la tradición de mi mamá que seguimos. Toda la familia: abuelos, tías, tíos, hijos, sobrinos y ahora hasta los nietos. Hoy es su cumpleaños (del Cristo) y venimos a darle gracias por la vida, le pedimos por los que están en Estados Unidos. Nosotros venimos en ayunas, caminamos toda la procesión y no podemos comer hasta después de ver al Cristo. Nos despertamos desde las 6, salimos a las 7 y llegamos a las 9, son dos horas de trayecto”, comparte la mujer.

 

 

Dentro de la iglesia, antes de comenzar a recibir a los feligreses, los mariachis interpretan las mañanitas para el Cristo y el padre bendice la figura para que pueda encontrarse con el pueblo. Entonces comienza la fila, que se extiende varios kilómetros en las inmediaciones del recinto.

La gente reza en español y en maya, “Dios bo'otik”, dice en agradecimiento y luego roza una rama de ruda o algunas flores en el cuerpo del cristo negro y se retira de inmediato del lugar. Son más de 10 mil personas que esperan este acercamiento, no hay tiempo para permanecer rezando ni para tardar más que unos cuantos segundos.

“La veneración y la tradición son bonitas, pero lo importante es que la gente pueda captar que Cristo da su amor en la cruz y nosotros como hombres y mujeres de buena voluntad tenemos que vivir el amor de Dios. Cada año recibimos a miles de personas, de los municipios de acá, de otros municipios y hace dos años recibimos personas de Cuba y Canadá. Nosotros le decimos a la gente que se acerque, que si no tienen tanta fe vean cómo la gente se vuelca en las devociones y que experimente la presencia de Dios y de Cristo”, declaró el padre Gabriel Burgos, quien desde hace cinco años oficia las misas del Cristo de la Transfiguración en Chumayel.

 

 

Los milagros que cuentan los asistentes son diversos: a una mujer le quitó el dolor de muelas que no la dejaba descansar, a otra persona le ayudó a caminar a pesar de que los doctores le dijeron que no lo volvería a hacer, también garantizó el éxito de una peligrosa intervención quirúrgica y a Santos le permitió ser padre aunque su mujer había perdido un ovario por un fallido embarazo ectópico.

Luego de tocar al cristo, los devotos realizan otra fila para encender las velas en una capilla que es más parecida a un sauna debido a la gran cantidad de personas que se encuentran en el interior y las pequeñas flamas que representan esa ofrenda al patrono.

Al finalizar el recorrido varias familias ofrecen tacos de cochinita, aguas y refresco gratis a los feligreses.

 

 

 

Fiesta en Chumayel, ejemplo de sincretismo y comunidad

En Chumayel la fiesta no sólo es el 3 de mayo, aunque oficialmente es del 28 de abril al 3 de mayo. Desde el 20 abril, (con el tsaam cebolla o el dzan cebolla) comienzan las ceremonias que no precisamente tienen que ver con aspecto religioso pero que están enfocadas en la convivencia, solidaridad y comunidad del pueblo. Es una conjunción entre lo católico y la identidad maya.

Por ejemplo, el Dzan cebolla, tradición donde las personas se reúnen a cortar y preparar la cebolla que acompañará la carne en pib de res que será dada a los socios del gremio, o la siembra del ceibo, que se realiza alrededor del ruedo entre los pobladores para pedir que no haya malos aires y que no haya desgracias durante las corridas.
 

 

 

“Todas estas ceremonias, les podemos llamar así porque hay una creencia el porqué se hace, todas cuentan con la participación de niños, de jóvenes y este compartir con la gente que asiste cada año, eso es lo que ha hecho que la fiesta de Chumayel sea única porque no solamente es la parte entretenida, es también la parte cultural, las costumbres, las tradiciones que se han transmitido de generación en generación”, explica Elisa Chavarrea, directora de Patrimonio de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta).

 

 


Una fiesta de promesas

Es en este contexto de dar sin esperar algo a cambio, que cientos de familias ofrecen promesas, ya sean para el Cristo de la Transfiguración o para el beneficio del pueblo.

Elisa explica que una promesa puede ser pagarle a una banda para que amenice la noche de baile, como fue en esta ocasión, dejarle un sudario o pulseras de oro a la imagen del cristo negro; o también donar cabezas de cochino para compartir la carne entre los asistentes a la alborada o los toros que serán toreados en la corrida.
 

 

 

“Son agradecimientos, una agradecimiento porque tienes salud, un trabajo, no necesariamente se espera algo a cambio”, detalla.

 

 


Corridas y baile

Cada uno de los días que se lleva a cabo la fiesta tradicional no puede faltar la música en vivo y las corridas de toros.

Los músicos locales más apreciados se presentan en el Palacio Municipal, donde personas de todas las edades acuden a bailar a cualquier hora del día.

El 3 mayo apenas terminan las mañanitas al Cristo, luego de la procesión, y comienza la banda a tocar en el atrio. En la noche, es la presentación del conjunto estelar que puede prolongarse hasta la madrugada.

 

 

Los asistentes también se entretienen en el ruedo viendo las corridas de toros mientras disfrutan de una botana y una cerveza fría. 
“Es mi parte favorita de la fiesta. Yo vengo a la fiesta desde que era niño, soy de la comunidad de Santa María aquí en Chumayel donde ahora sólo vivimos tres personas, tres hombres mayores y solteros. Esta vez me tocó poner parte del tablado y ahora ya voy a disfrutar de la corrida”, comparte Limber Uc, de 76 años.

 

 

Para las infancias hay una zona de juegos y venta de juguetes, que disfrutan compartiendo con el resto de niños.

Caminar por Chumayel durante la fiesta tradicional es puro disfrute, la gente no sólo está feliz de celebrar a su patrono sino también de los beneficios que este tipo de actividades representan para ellos en cuestión económica porque les da oportunidad de rentar sus baños, sus estacionamientos, vender comida o bebidas y generar ingresos extra.

 

 

Son días de agradecimiento y gozo de haber nacido en un municipio donde la comunidad es sagrada.

 


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