Compilan en un libro estrategias comunitarias frente al colapso ecológico

El material propone una guía ante las falsas soluciones al cambio climático
Foto: Rodrigo Medina

El cambio desde lo local, las múltiples formas de reorganización comunitaria respecto a nuestra relación con el territorio y la naturaleza, son parte de los temas centrales del libro Navegar el colapso: Una guía para enfrentar la crisis civilizatoria y las falsas soluciones al cambio climático, que se presentó este 7 de mayo en La Meiga / El Apapacho, en el centro de Mérida.

“Hoy nos toca habitar el proceso de colapso. En este modelo y en este proceso tenemos que tratar de identificar alternativas a este modelo civilizatorio que hoy colapsa literalmente sobre nuestros cuerpos. Lo que ustedes van a encontrar en este libro, además de la rabia, es un poco de esperanza. Porque la primera parte del libro va a nombrar todo lo que no funciona, como ponerle un precio al carbón, la energía nuclear, la energía eólica a gran escala, o solar o el gas, todo eso tratamos de explicar el porqué no funciona. Después de ese malviaje, tratamos de dar un punto de por dónde sí, porque el cambio no va a venir desde arriba sino desde lo local” comentó Carlos Tornel, uno de los editores del libro.

Este material es también una guía para desmentir las propuestas que con frecuencia vienen desde los organismos de gobierno en alianza con los empresarios. Por lo tanto, pretende reivindicar sistemas de producción y de defensa de la tierra fuera de los espacios del poder, con ejemplos específicos.

“Este libro parte de la rabia que se colectiviza muy rápido. Si alguien ya se enojó es más probable que yo también me enoje y participe de eso. Pero en esta sociedad capitalista nos han enseñado a destapar la felicidad, lo que nos falta en este momento es encontrar razones para ese enojo y esa rabia y darle otras formas, formas que pasan por la esperanza, por la imaginación, por el atrevernos a retar al poder de muchas maneras”, comentó Pablo Montaño, otro de los editores del libro.

Las alternativas que se nombran en el libro son muchas y abordan qué es lo común y la comunalidad, y responden a la pregunta de cómo incidir en la crisis civilizatoria desde los diversos esfuerzos que, si bien pueden partir de la academia, se centran más allá de ella, en los territorios y las prácticas comunales que siguen resistiendo.

“Hay múltiples maneras en que se resiste, en que se existe. A mí no me gusta llamarles alternativas. Porque son cosas que hemos vivido 500 años. Es nuestra vida al final la que está en constante reivindicación, porque han habido procesos muy profundos de negación de esa vida y de desplazamiento de esos conocimientos. Para mí no es solamente decir que mi vida es una alternativa, es nuestra vida, es la vida del pueblo, no es nuevo que sepamos cómo resistir un colapso o este colapso, sino que hemos sabido y hemos aprendido con nuestros cuerpos cómo resistir múltiples pandemias, genocidios, haciendas, crisis climáticas. Yo vengo de un pueblo en donde hasta hace 30 años todavía había haciendas. Eso quiere decir que mi abuelo estaba en una hacienda. Entonces, en mi cuerpo, en cómo lo encarno, está encarnada la hacienda también, ese sistema de explotación y de erosión, está ahí, en mi corporalidad y modifica cómo sentimos la comunidad”, compartió Valiana Aguilar, integrante del colectivo Suumil Móoktáan, en Sinanché.

El compartir herramientas y prácticas son parte fundamental de lo que el libro pretende generar en pequeños espacios, una invitación a replicar formas de producción y creación comunitarias en torno a la tierra que también puede asimilarse en entornos urbanos. La adaptación de tecnologías comunitarias como las parcelas agroecológicas, la recolección de agua, y la cocina con leña, entre muchas otras acciones, son algunos de los ejemplos que funcionan actualmente en comunidades, y que pueden servir para repensar formas de relacionarnos en medio de las crisis que vivimos actualmente.

 

Edición Astrid Sánchez 


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