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La Jornada Maya
05/11/2025 | Ciudad de México
Los personajes de la baraja mexicana cobraron vida en el Palacio de la Música, cuando las voces de Verónica Valerio y Malena Durán dieron cuerpo sonoro al concierto Lotería Mexicana, un homenaje al compositor Pepe Elorza, como parte del Otoño Cultural de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán.
Acompañadas por Eugenio Ríos en la guitarra, Óscar Terán en el contrabajo y Jesús Alemany en la trompeta, las intérpretes recorrieron el imaginario de la suerte y el destino a través de composiciones que el azar convirtió en canto: La Sirena, La Paloma, El Diablito, El Borracho, El Corazón y La Palmera, entre otras.
La luna llena, testigo desde el Patio de Cuerdas del Palacio de la Música, pareció sumarse a los ritmos que se escucharon. Valerio —voz honda y a veces salvaje— hizo brotar imágenes: la palmera, señora de los vientos, danzando en la llanura; el corazón que se extravía en la nostalgia; el amor convertido en moneda que cae al aire, entre el águila y el sol.
Del ronco pecho de la veracruzana no hubo amor sin quebranto, ni vuelo a salvo. Convocó al Perico, a La Dama, al Negrito… figuras entrañables que desde la infancia nos enseñaron a nombrar el mundo.
El homenaje celebró la obra del compositor Pepe Elorza, originario de Tapachula, Chiapas, y residente en Yucatán desde hace varios años. Autor de una obra rica en matices, Elorza ha incursionado también en el cine y ha colaborado con artistas como Cecilia Toussaint, Eugenia León, Betsy Pecanins, Astrid Haddad, Rita Guerrero y Óscar Chávez, entre otros.
Para él, la música y la poesía son inseparables: ha puesto notas a versos como Fuensanta, de Ramón López Velarde —grabada por Eugenia León—, y Te desnudas igual, de Jaime Sabines, interpretada por Rocío Yáber.
Precisamente Fuensanta fue uno de los dos temas que Malena Durán interpretó esa noche, junto con la ranchera Por eso he vuelto a ti, cerrando así un recital donde la palabra se hizo canto y el canto, memoria.
El Otoño Cultural de Yucatán volvió a recordarnos que la suerte —como la música— siempre se canta.
Edición: Ana Ordaz