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La Jornada
16/11/2025 | Kinchil, Yucatán
Luis A. Boffil
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró la ampliación de una nave avícola del Grupo Crío, tras constatar afectaciones en 13.7 hectáreas de selva baja caducifolia y daños parciales en una zona arqueológica, ubicada en esta comunidad maya, dio a conocer el Consejo Comunitario de Kinchil en Yucatán por la Defensa del Territorio, Medio Ambiente y el Patrimonio Maya de Tzemé.
Precisó que el operativo se realizó esta semana luego de que inspectores de la Profepa confirmaron que la empresa productora de pollo y huevo no tenia permisos de cambio de uso de suelo, expedidos por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El Consejo Comunitario de Kinchil detalló que procedió la clausura de ampliación de una nave de crianza de aves, debido a que sus desechos orgánicos contaminan la zona y el suministro de agua potable, principalmente. Además, el olor se percibe a varios kilómetros.
De acuerdo con el organismo civil, en el área dañada ya se habían realizado labores de nivelación de caminos, desmonte y conformación de calles, así como la colocación de postes y tendido de suministro eléctrico.
Además, los trabajos de Grupo Crío, de capital nacional, destruyeron basamentos que forman parte de la zona arqueológica maya de Tzemé, una antigua capital prehispánica, al sur-poniente de Yucatán.
La Profepa especificó, en tanto, que en el sitio había especies de flora y fauna silvestre en riesgo, según la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.
Federico May, integrante del Consejo Comunitario de Kinchil, destacó que “la clausura de la Profepa está en la selva caducifolia donde también habitan especies en peligro de extinción, y todo esto constituye un primer paso de la lucha ambiental de la comunidad en defensa del patrimonio”.
Destacó que los pobladores ya habían denunciado que los bodegones de la granja del Grupo Crío contienen miles de pollos, cuyos desechos contaminan el aire y el agua de la comunidad.
Afecta a apicultores
Muchas familias de Kinchil dedicadas a la apicultura se quejaron meses atrás que los apiarios estaban llenos de moscas por la suciedad que producen las aves de corral.
En 2024, el Instituto Nacional de Antropología e Historia suspendió las obras de nuevas naves avícolas de la empresa porque destruyeron vestigios mayas de Tzemé.
La afectación que la industria de pollos ha generado en la selva cercana a Kinchil fue denunciada por primera vez ante la Profepa en noviembre de 2021.
La acción la promovió el colectivo de organizaciones apícolas mayas de la Península de Yucatán llamado Kabnáalo’on, que reportó la deforestación y acusó que ese proyecto carecía de permisos de cambio de uso de suelo y estudios de impacto ambiental, además de desarrollarse sin ningún tipo de consulta previa a la comunidad.
La representación legal de la agrupación expuso que la destrucción de amplias superficies arbóreas realizada por Crío afectaba de modo letal a la población de abejas y otros polinizadores en esa región; en ese entonces la autoridad no hizo nada.
En 2024, la empresa avícola ya había hecho del monte cercano a la comunidad maya de Kinchil un auténtico depósito de excremento de pollos.
Además, sólo siete kilómetros separan a los habitantes de ese municipio de la zona donde toda la semana se vierten toneladas de residuos generados por la mega granja, según constató la Profepa, al establecer una primera clausura definitiva de esas instalaciones en junio del año pasado.
Sin embargo, esa medida no frenó las acciones de Crío, que pese a recibir una suspensión inicial desde octubre de 2023, siguió adelante con su expansión. A la fecha opera seis galerones y tiene dos predios deforestados para futuras edificaciones.
Edición: Emilio Gómez