El 10 de enero, los Orioles hicieron quizás la firma de un agente libre más desapercibida de la temporada baja, al firmar al derecho César Valdez con un contrato de Ligas Menores, luego de que fue el Pítcher del Año en la Liga Mexicana con los Leones de Yucatán. Apenas se registró en el ciclo de noticias. Valdez, quien pronto cumplirá 35 años, no sólo no había lanzado en Grandes Ligas desde 2017. Sino que en una era en la que la alta velocidad domina al final de los juegos, se perfilaba como un relevista poco ortodoxo con una recta que llegaba como máximo a 85 millas, comando y la durabilidad para proporcionar longitud desde la parte trasera del bulpén.
Lo que los Orioles pensaron que estaban obteniendo era un brazo de profundidad. Lo que recibieron fue una “navaja suiza” de lanzamiento suave y una de las mejores historias de éxito de la temporada 2020 en las Ligas Mayores, escribió Joe Trezza, de mlb.com.
“Es increíble, increíble”, dijo el mánager Brandon Hyde. “Utiliza diferentes ángulos de brazo, diferentes estilos y es divertido de ver”.
El último ejemplo, sin incluir la jornada de ayer, llegó el sábado, cuando el as de los Leones en la LMB lanzó tres entradas de relevo en blanqueada con las aspiraciones de los playoffs de Baltimore en juego, antes de su eventual derrota 2-1 ante los Yanquis. El dominicano retiró a nueve de los 10 bateadores que se enfrentó en 42 lanzamientos. Valdez no hizo un lanzamiento más fuerte que 85.9 millas por hora, y sólo lanzó dos variedades: 34 cambios de velocidad y ocho sinkers. Sin embargo, Valdez dominó.
“No hubo pánico”, comentó Hyde más tarde. “Simplemente tirando los ‘peces muertos’ allí, dejando que lo golpearan frente a ellos. Gran forma de lanzar”.
“El pez muerto” es lo que los compañeros de equipo de Valdez llaman a su cambio, el que lanza el 82 por ciento del tiempo y cae 8.5 pulgadas más que el cambio promedio, según Statcast, apuntó Trezza. Cae más que todos los cambios en la Gran Carpa, excepto uno, el de Noé Ramírez, de los Serafines, y los bateadores están respondiendo en consecuencia: iban sólo de 24-3 (.125), con nueve ponches, contra el lanzamiento, que flota en 78 millas en promedio. En comparación, el sinker de Valdez vive en el rango de 83 a 86 millas, y eso es todo. También tiene un slider, pero rara vez lo usa.
“Puedo lanzar [mi cambio] desde diferentes ángulos y en cualquier conteo, que es lo que quiero hacer”, señaló Valdez, a través del intérprete del equipo, Ramón Alarcón. “Cada vez que lanzo estoy tratando de cambiar algo: ya sea mi windup, mi punto de liberación. Estoy tratando de incomodar al bateador, para que esté siempre alerta”.
Edición: Ana Ordaz
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