Foto: Miguel Valencia Madera
Son cerca de 500 las llamadas que la organización civil, Rescate Zarigüeyal, recibe mensualmente con motivo de avistamientos de esta especie, un marsupial que ha sido históricamente vulnerado, pero cuya relevancia medioambiental ha sido reconocida en los últimos años.
Enrique Valdez, integrante de dicha asociación, detalló que, ante esta cifra, para la institución no es posible rescatar “ni la mitad” ya que muchos de los ejemplares son crías y requieren cuidados específicos, o están gravemente heridos a causa de ataques de perros o gatos.
“Necesitan una consulta veterinaria, radiografía, medicamentos, dependiendo de su condición. En total son cerca de 40 ejemplares los que atendemos cada mes”, comentó.
La cantidad de llamadas, dijo, ha disminuido paulatinamente en función del final de la temporada reproductiva, cuando los números “se disparan”. Esto suele ocurrir desde el inicio de la primavera hasta mediados del mes de julio.
Rescate Zarigüeyal es una organización sin fines de lucro fundada en 2015 por voluntarios de todo tipo. La iniciativa nació como un proyecto; y gracias al interés de la gente fueron consolidándose hasta formalizar sus actividades.
La organización está integrada por más de 20 personas que apoyan en la parte de educación ambiental, la cual consideran en la actividad más importante que realizan. Son cinco miembros los que se encargan de la parte de rescate de las zarigüeyas.
Siempre han estado ahí
Se tiene la concepción de que a raíz de la pandemia han “aparecido” más de estos animales, pero aclaró que no es así, sino que la gente al permanecer en sus casas notaba su presencia, “pero son especies que todo el tiempo han estado ahí”, sentenció el médico veterinario.
Explicó que estos marsupiales pertenecen a la fauna sinantrópica, lo que significa que son animales que viven en ecosistemas perturbados como ciudades. Entonces, “no es que la naturaleza haya cobrado lo suyo”, sino que son ejemplares que han logrado sobrevivir a pesar del impacto del hombre.
“Hemos notado, no precisamente por la pandemia, sino por cuestiones climáticas que ‘se disparan’ los reportes; no solo de zarigüeyas, sino de otros reptiles y anfibios. Además, aparecieron zarigüeyas huérfanas en charcos, y muchas zonas de liberación continúan debajo del agua”, señaló.
En Rescate Zarigüeyal se han percatado que los tlacuaches fungen como un indicador ambiental, pues si un mayor número de zarigüeyas se enferma, han notado que el patrón para que esto ocurra, es que la zona carezca de áreas verdes y proliferen perros y gatos en situación de calle
Hasta ahora no han publicado la información con la que cuentan, sin embargo, tienen la meta de monitorear por lo menos a 200 ejemplares y comparar los del centro con los del periférico de Mérida, al notar que las que viven en zonas céntricas aparecen muy enfermas.
Muchas de estas enfermedades, explicó, son zoonóticas, es decir que pueden transmitirse de los animales a los seres humanos; y viceversa. Esto no sucede en las zonas como el periférico, ricas en áreas verdes, por lo que el centro de Mérida podría representar un foco rojo en ese sentido.
Empatía por las zarigüeyas
De la conciencia social sobre la relevancia de estos marsupiales, Enrique celebró que existan avances en este rubro, al considerar que la zarigüeya es un animal que transmite empatía por sus rasgos faciales y tipo de pelaje.
“En estos cinco años he visto un gran cambio, pues antes las personas las agredían directamente con fuego, machetes y palos, lo que sigue sucediendo, pero ahora estos casos son muy bajos, antes eran frecuentes”, mencionó.
Los reportes que Rescate Zarigüeyal ha recibido de humanos dañando de manera intencional a uno de esos ejemplares representa apenas uno por ciento.
Sin embargo, destacó, hay otro problema muy grave, pues el 38 por ciento de los reportes que reciben corresponden a ataques de gatos, lo que ocurre porque algunas personas dejan libres a sus felinos cuando deberían permanecer en casa.
La segunda amenaza para las zarigüeyas son los atropellamientos; la tercera ataques de perros; y en último lugar los ataques de humanos. Entonces sí hay un gran cambio en ese sentido, dijo, pero consideró que aún falta mucho por trabajar.
La parte negativa de la empatía generada a partir del carisma de las zarigüeyas radica en que algunas personas piensan que pueden ser mascotas, lo cual aseguró el especialista al tratarse de un animal silvestre.
¿Qué hago si encuentro una?
Al encontrar una zarigüeya, lo primero que hay que hacer es identificar su edad. Si se trata de un ejemplar juvenil o adulto, lo mejor es dejarlo ahí, porque seguramente tiene cerca su hogar o alimento y no es recomendable moverla ya que generaría un impacto en su vida y es probable que no sobreviva, señaló.
Si se trata de una zarigüeya bebé, explicó, lo que hay que hacer es resguardarla y ponerla en un lugar cálido y contactarse directamente con Rescate Zarigüeyal para que le proporcionen una alimentación especial.
Cuando es un ejemplar herido, ellos lo pueden recibir, pero al tratarse de los casos más frecuentes no pueden atender todos por el gasto que representan, entonces las opciones consisten en que la lleven con un veterinario; o apoyar a la asociación con el monto de la consulta.
Rescate Zarigüeyal se sostiene de los donativos ciudadanos al realizar un rescate. “La mayoría de las veces las personas no cubren el costo total de las consultas -450 pesos- y debe salir de su bolsillo”. Los interesados en apoyar a esta causa se pueden comunicar con ellos a través de su página de Facebook.
Edición: Laura Espejo
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