Paul Antoine Matos
Foto:Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
11 de diciembre, 2015
Las políticas públicas y las empresas que promueven la cultura maya y explotan el término con el objetivo de entretener, “a costa de lo que sea”, provocan que los habitantes de las comunidades sean los últimos beneficiados, manifestó el arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Orlando Casares Contreras, durante su ponencia Entre el circo y la difusión: El papel social del conocimiento arqueológico en las industrias culturales, en el marco del Simposio de Cultura Maya Ichkaantijoo.
Ayer, en el Centro INAH Yucatán, el académico expresó que la difusión en las industrias culturales ha tergiversado lo maya, siendo de “todo menos maya”, al grado de convertirse en un circo mediático.
Expresó que la creación de la Secretaría de Cultura promoverá la industria cultural debido a que el 3.6 por ciento del Producto Interno Bruto de México se da en este ámbito. Por lo tanto, el uso extensivo e intensivo de la cultura maya es apropiado como estrategia de promoción turística y en consecuencia los consorcios comerciales generan especulación de tierras, desalojo y expropiación, pues buscan hacer redituables los espacios cercanos a las zonas arqueológicas.
Indicó que el tratamiento dado a la comunidad y su historia ha promovido la discriminación en diversos aspectos. Desde considerar a los pueblos originarios como bárbaros y ociosos como se ha hecho desde la Colonia, hasta afirmar que los mayas eran incapaces de construir castillos y pirámides, por lo que recibieron ayuda de extraterrestres, o que carecen de principios espirituales y se venden conceptos del New Age como técnicas utilizadas por la civilización, explicó.
Afirmó que, tras haber realizado un estudio en las primeras ediciones del programa Noche Blanca en el Palacio Cantón, descubrieron que el 22 por ciento de los asistentes perciben que los mayas han desaparecido, el 13 por ciento elogia a la civilización antigua pero cuestiona por qué decayó, y el ocho por ciento cree que el gobierno esconde la verdad.
Señaló que otra forma de discriminar han sido la respuestas en redes sociales al video de la quinceañera agredida por un párroco. Desde la respuesta de la Arquidiócesis expresando que la lengua maya es confusa, a los de usuarios que publicaron “son indios y no tienen cultura” u “ocurrió en una comunidad de puro indio”; términos despectivos que demuestran que Mérida aún es una ciudad sumamente racista.
Casares Contreras declaró que se ha mitificado la idea de que los mayas desaparecieron, pero la arqueología ha demostrado que son un pueblo vivo, con una lengua más compleja que el español. La descontextualización en que se ha caído con tal de comercializar la civilización llega al extremo en Quintana Roo, donde la industria cultural está concentrada como atractivo turístico.
Sin embargo, consideró que se puede promocionar la cultura de una forma ética, a través de la arqueología y otras ciencias sociales que se basen en evidencias capaces de ser puestas a prueba.
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