Óscar Muñoz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida
6 de mayo,2015

Increíblemente los candidatos a los puestos de elección locales y federales han echado a la basura sus propuestas de política ambiental. Algunos parecen apostar a la gratuidad del servicio de recolección de basura mientras otros creen en la separación de los desechos, pero ninguno propone nada integral.

Nadie habla de educación ambiental en términos propositivos y concretos (tal vez porque no hay posibilidades de ¨moches¨ ni otras equivalencias). En la educación es donde sólo es posible asegurar un manejo adecuado de los desechos. Hace mucho que no se ven acciones de educación formal ni informal. Las escuelas no subrayan la importancia de la educación ambiental desde los hogares, y las casas se han visto transformadas cada vez más en basureros domésticos. Basta ver la basura que se produce en las escuelas. Son contadas aquellas en que los directores escolares realizan campañas y tareas similares. Y la política ambiental de los candidatos, al bote de los desechos, y sin separar.

Pero no sólo es evidente y tangible la falta de manejo adecuado de los desechos en los hogares, las escuelas y los demás sitios de cada comunidad, sino también es innegable el inadecuado destino de los desechos de todo una población. Hasta hace algunos años, los pueblos anunciaba la cercanía de su entrada a través de letreros que colocaba la Secretaría de Comunicaciones y Transportes o su equivalente estatal o municipal. Sin embargo, hoy día, son los basureros los que cumplen esa función. Cada vez es más notorio que, cuando alguien observa que a ambos lados del camino la basura revuela entre las ramas de los árboles y la maleza, ésa es señal de que se avecina la entrada al pueblo. Y la política ambiental acerca de posibles centros comunitario de manejo de los desechos, en la basura abierta y extendida por doquier.

Hace unos días, al despuntar mayo, la Dra. Sara Sefchovich, investigadora de la UNAM, publicó en El Universal un texto en el que mostraba gran decepción de haber encontrado la naturaleza de Yucatán, monte y costa, invadida de basura. Esta decepción, desde hace tiempo colectiva, debía obligar a los candidatos a planear alternativas verdaderas y viables para resolver este lastre ambiental. No es posible que la gente continúe suponiendo que la naturaleza ¨se tragarᨠla basura que produce día a día, como una Madre Tierra glotona. Es inaudito que las poblaciones del estado carezcan de orientación, a través de programas de educación ambiental para el manejo adecuado de los desechos y para una disposición final saludable de la basura. ¿Dónde están las propuestas de los candidatos a diputados locales y federales al respecto?

Si los candidatos creen que bastaría con frases de buena voluntad y promesas a nunca cumplir, tal vez esta ocasión se equivoquen como nunca antes. Ya no habrá mucho tiempo para posponer los remedios ambientales y, mucho menos, postergar la educación ambiental. Si la gente no lo sabe, seguirá sin separar los desechos, sin manejar saludablemente la basura y sin hacer proyecciones acerca de la disposición final de los residuos. Si la población no es enterada, continuará contaminando el manto freático, cada vez menos aprovechable. Si las personas siguen sin saberlo, las especies del mar se verán en mayores riesgos de agotarse, con el consabido desabasto pesquero. En fin, si los candidatos omiten lo vital que representa el manejo correcto de los desperdicios de la gente, la vida se irá al caño.

Todo parece indicar que los ofrecimientos de los candidatos se reducen a los servicios, y no es que esté mal, pero deben estar todos los diversos aspectos que rodean al asunto de la basura. Sus propuestas siempre generan sospechas porque giran en torno de los servicios de recolección, que representan presupuestos y cobranzas, licitaciones y concesiones, dinero a final de cuentas. ¿Dónde está la dimensión educativa en las escuelas, los hogares, los medios de comunicación, las redes sociales, dónde? ¿Acaso en el bote de basura de los candidatos?

Y no bastaría con una educación ambiental minimizada a charlas y proyección de documentales y acciones similares, no, no será suficiente. Habrá necesidad, más que pláticas e imágenes, de programas de acciones directas a resolver los problemas que hemos ocasionado con la basura y actividades tendientes a prevenir futuras dificultades al respecto. ¿Dónde están, pues, las propuestas de programas activos referidos al tema, de parte de los candidatos a puestos de elección estatal y federal? A menos que quieran contribuir en favor de un Estado de simulaciones y frente a una ciudadanía disimulada ante la problemática que ha representado la basura desde hace ya bastante tiempo.

Cómo ha sido posible dar pasos hacia atrás al reintegrar una Secretaría de Ecología de antaño a una Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma), como la antiquísima secretaría federal Sedue. En lugar de diversificar las acciones de una secretaría estatal de ecología, se le ha constreñido. Ante ello, ¿qué han propuesto los candidatos que se dedicarán a legislar en el estado y la federación? ¿Acaso mantendrán las visiones retrógradas al respecto o habrá avanzada vanguardista en la gestión ambiental? ¿Y qué piensan hacer los candidatos municipales sobre este asunto, ver para otro lado o enfrentar el problema, fundamental para la vida de la humanidad y del planeta?


Lo más reciente

Centro Contemporáneo del Mayab, antes una decadente oficina, es un ejemplo del Renacimiento Maya

El oficio de vivir

Andrés Silva Piotrowsky

Centro Contemporáneo del Mayab, antes una decadente oficina, es un ejemplo del Renacimiento Maya

El tábano amarillo, una fiera que pica

Especial: Fauna Nuestra

La Jornada Maya

El tábano amarillo, una fiera que pica

—¿En el mundo hay más tristeza o más felicidad?

Las dos caras del diván

Alonso Marín Ramírez

—¿En el mundo hay más tristeza o más felicidad?

Se buscan terrenos baratos

Noticias de otros tiempos

Felipe Escalante Tió

Se buscan terrenos baratos