Paul Antoine Matos
Foto: LJM/Archivo
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Miércoles 30 de noviembre, 2016
El seis de septiembre de 1979, en el penal de Mérida se registró un motín entre tres reos que tomaron la penitenciaría, incluyendo una veintena de rehenes, con la amenaza de explotar un juzgado y fugarse. Era una escena bélica: guerra psicológica con sonidos y helicópteros sobrevolando, gases lacrimógenos, mangueras con agua para asustar a los sublevados, tropas de soldados rompiendo el suelo con sus botas.
Testigo del caosfue la reportera Yazmín Rodríguez Galaz, en aquel entonces novata reportera del [i]Diario del Sureste[/i]. Ese día la sala de redacción estaba vacía. Los reporteros estaban cubriendo sus órdenes del día y sólo Yazmín se encontraba escribiendo sus notas de fiestas sociales de XV años, graduaciones y bodas.
Oswaldo Baqueiro López, subdirector del periódico le dio indicaciones. “Agarras el camión, te vas al Parque de la Paz. No te acerques mucho y ves qué hay; buscas un teléfono, me hablas y cuentas lo que ahí pasa”.
Ella, sin saber lo que ocurría, acudió a cumplir con su labor. “Llegué, pero era un desmadre”, expresa en entrevista con [i]La Jornada Maya[/i].
“Estaban los militares, la Policía Federal. Hubo tiroteo, salimos llorando por los gases lacrimógenos que tiraron, de ahí nos rescataron”. Recuerda que llegó Miguel Nazar Haro, director Federal de Seguridad, para tomar el control de la situación; el funcionario, uno de los principales actores envuelto en el control de las guerrillas urbanas y acusado de operar la Guerra Sucia de los años setenta, por lo que fue juzgado y absuelto. Según los reportes periodísticos, los reos que tomaron el penal salieron con vida, pero más tarde fallecieron.
Después de 37 años, destaca ese episodio como su "primera gran nota”. Yazmín Rodríguez es ahora directora de la revista impresa y digital [i]Desde el Balcón[/i], donde se encarga de profundizar con reportajes los temas de políticos sobre Yucatán; también, es desde hace 34 años la corresponsal del diario El Universal.
“Yo quiero mucho al periodismo, me preocupa el periodismo. Me voy a morir siendo periodista; no me imagino siendo otra cosa que no siendo reportera”, menciona.
Su oficina tiene colgadas fotografías de ella con varios políticos y un par de banderas de su equipo, el América, afición que rememora sus momentos previos al periodismo, en el que quería dedicarse a ser maestra de educación física pero que, por la falta de escuelas en la entidad y las negativas de su padre, no pudo hacer.
Tras ser secretaría de Cleominio Zoreda, director jurídico de Cordemex en aquel entonces, dejó su casa para salir en busca de un trabajo. Quería dejar su pasión, el fútbol, porque no tenía cómo mantenerse. Entonces, el director técnico del equipo femenil de la García Ginerés, Jorge Aguilar, le invitó a probarse en el [i]Diario del Sureste[/i], periódico en el que él laboraba.
“De lo que sea –le dijo al director del periódico; el subdirector le pidió que redactara un artículo sobre la liberación femenina-. Me dan una Remington y escribo en torno a todo lo que sabía sobre el tema. Me solté”. La calificación de su texto fue positiva y la contraron.
La periodista considera indispensable que, para ser un buen reportero, se conozca todo el procedimiento de hacer un periódico, hasta su impresión.
[b]Periodismo profundo[/b]
Aunque la tecnología ha beneficiado al periodismo, menciona, también se corre el riesgo del anonimato y la falta de regulación, por lo que es responsabilidad tanto de los medios como del mismo público, analizar la información que se registra.
Indica, además, que los medios de comunicación necesitan hacer un periodismo profundo, investigar más y alejarse de la información amarillista, aún no confirmada. Aunque es necesario reportar los temas del día al día, con el Internet estos se olvidan al día siguiente, mientras que si se cuentan historias, se aporta y se construye, señala.
“Estamos en una crisis, es necesaria más capacitación entre los periodistas”, enfatiza sobre la situación de los medios en Yucatán. “Debemos reivindicar la imagen del reportero, ser responsables; es necesario preservar la escuela que busca la información exclusiva y diferente”.
Durante su gestión como directora de la revista, reconoce que los patrones de los medios luchan por mantenerlo como negocio, pero también objetivo y claro. Indica que los dueños tienen que gestionar para las ventas, los salarios, la publicidad y demás elementos del medio.
Con 60 años recién cumplidos, apenas el miércoles, Yazmín Rodríguez continúa siendo corresponsal de [i]El Universal[/i] y dirigiendo su revista propia. Ha dejado de fumar, despúes de 40 años y está consciente de la necesidad de mantener el periodismo crítico y forjar una nueva generación de reporteros que mantengan la pasión al oficio.
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