Katia Rejón
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 3 de octubre, 2018

[i]Vengo de un lugar donde nada es barato, donde por necesidad la raza se come al gato. Escucha novato, aquí nada es sencillo, cada noche que la libro se afila más mi colmillo[/i], inicia una de las canciones de Tanke One, un pionero del rap [i]hardcore[/i] de Aguascalientes y hermano de Eva Villaseñor, una cineasta mexicana invitada especial en el último [i]Libre Cinema Festival[/i] realizado en días pasados en la ciudad de Mérida.

Eva Villaseñor impartió un taller de Fotografía Documental y presentó su película [i]M[/i] (México, 2018), ganadora del [i]Festival Internacional de Cine UNAM 2018[/i]. Este documental retrata parte de la vida de su hermano, Tanke One, y su adicción al Fentanilo, una droga catalogada como 50 veces más potente que la heroína.

Tanke forma parte del colectivo Mexxxamafia, uno de los grupos de hip hop más grandes en el país. Ha lanzado varios proyectos como solista y su música es popular en su estado. Al principio del documental, se muestran imágenes de adolescentes eufóricos cuando el rapero los visita en la escuela y conciertos con miles de fanáticos que cantan sus canciones.

Sin embargo, lo que sostiene a la película es la dura batalla del músico en contra de la droga Fentanilo, un opiáceo que ha desatado el número de muertes entre jóvenes estadounidenses, de acuerdo con la [i]BBC[/i]. Ésta es barata y hasta cien veces más dura que la morfina, también es más adictiva y letal.

“Sabemos que esta cosa la avientan indiscriminadamente por todas las calles. La traen de china y te hace adicto casi a las primeras. Lamentablemente este documental no llega a esta banda, ellos no pueden entrar a una sala de cine, o auditorio como éste porque vienen tumbados y todos sabemos lo que eso representa socialmente”, comentó Eva Villaseñor posterior a la proyección de su película.

La autora del filme no esconde que este trabajo también tiene una carga emocional muy fuerte porque el protagonista es su hermano. Aunque se alegra de que la película tenga aceptación en festivales y entre el público, explica que lo que quisiera es que el documental le llegue a jóvenes que también estén pasando por la drogadicción.

“Es un regalo para mi hermano. El arte nos ayuda a no morir. Estamos conscientes de que hay mucha gente con poder y muchos intereses que están acabando con la juventud. La ilegalidad no nos lleva a nada porque eso provoca que de manera clandestina se produzcan drogas letales sin ningún tipo de regulación. Todo mundo sabe dónde están los picaderos y la policía no hace nada”, agregó.

En una conversación posterior, la joven cineasta compartió que no esperaba que tantas personas se acercaran a ella después de la película. Uno de los asistentes, con la voz entrecortada, dijo que acudió a ver la película sin saber realmente de qué se trataba. Se sorprendió cuando vio que era sobre Tanke One, pues solía escuchar a este rapero cuando estaba en la secundaria. Además de la nostalgia de saber sobre un antiguo ídolo musical, él mismo dijo haber perdido amigos por culpa de las drogas.

Aunque la película muestra imágenes fuertes, conmovedoras y sobre todo familiares, Villaseñor dice que no es nada en comparación con lo que ella y su familia han pasado. “Había días que llegábamos a la casa y no había focos porque los había usado para fumar. Es verdad que algunas canciones son violentas, pero él es un cronista de lo que está viviendo. Lo que hace esta droga es cambiar tu química cerebral, volver a tu cerebro, volver a ser tú tarda dos o tres años y sólo el 5 por ciento de los adictos sale adelante”, comentó.


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