Katia Rejón
Foto: K'iintisil
La Jornada Maya

Yucatán
Domingo 28 de enero, 2018

La quema de basura podría ser una de las razones por las cuales los mexicanos consumimos un promedio de 840 partículas de microplásticos al año. Un estudio realizado por la doctora Esperanza Huerta Lwanga en hogares mayas del sureste del país, encontró la presencia de microplásticos en las excretas de lombrices y en las mollejas de pollo que se emplean para consumo humano.

Según datos de la Agencia Informativa Conacyt, el estudio concluyó que microplásticos y plásticos de un tamaño mayor a cinco milímetros pueden encontrarse en la comida de familias mexicanas, lo cual podría representar un problema de salud pública. Los microplásticos son difíciles de detectar, por lo que otros animales y microorganismos los ingieren, llevándolos a la cadena alimenticia en la que nosotros formamos parte como consumidores.

La investigadora del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Esperanza Huerta, documentó que este material llega principalmente por tres motivos: el manejo inadecuado de los desechos y quema de basura; por sistemas agrícolas que utilizan acolchados de plástico (enormes mantas con las que cubren cultivos); y el uso de este material para el riego de aguas residuales, ya que este proceso de filtración no logra remover los plásticos pequeños.

“En estudios realizados en conjunto con la Universidad de Wageningen, hemos encontrado que los invertebrados del suelo, como las lombrices, pierden peso después de ingerir el plástico, y si las concentraciones de éste son muy altas, mueren. Estos organismos son fundamentales para mantener la fertilidad del suelo, por lo que su muerte afecta la salud de los suelos, en donde crecen diversos vegetales”, explicó la doctora.

En huertos familiares de Campeche en los que se realiza la quema de basura, se encontraron materiales de plástico que no desaparecieron, sino que redujeron su tamaño.“Estamos hablando de una alta probabilidad de contaminación con plástico que representa un gran riesgo ambiental y de salud humana”, agregó.

El estudio publicado recientemente en la revista científica Scientific Reports, explica que una persona produce en promedio un kilogramo de basura al día, y de éste, 20 por ciento es plástico. Actualmente los investigadores se encuentran en la etapa de financiamiento para desarrollar una tecnología que ayude a evitar el mal manejo de los desechos, pero hace falta también concientizar a las personas motivando a la ciudadanía a reducir el consumo de este material.

También proponen promover centros de acopio de los desechos y reciclarlos realmente. “El sector agrícola puede disminuir el uso del plástico o buscar alternativas a los acolchados plásticos con otros materiales no contaminantes; y, por supuesto, la gente puede dejar de quemar la basura. Es un trabajo en conjunto”, opinó.


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