Texto y foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya
Franja Fronteriza México-Guatemala
Viernes 14 de julio, 2017
El paludismo se ha convertido en el tormento de los desplazados guatemaltecos asentados en La Línea, donde ya se han detectado tres casos. Un fuerte dolor de cabeza, de huesos y del cuerpo en general, son los síntomas de que se quejan la gran mayoría, asolados por los mosquitos que se reproducen en lagunas y charcos cercanos al campamento.
Los repelentes y mosquiteros de las tiendas son efectivos durante las noches, pero en el trajinar diario, aparentemente, no están evitando los contagios de diversas enfermedades como el dengue. El paracetamol es el medicamento más solicitado.
El médico de la Secretaría de Salud de Campeche que atiende a los guatemaltecos desplazados asegura que cuenta con el cuadro básico de medicamentos, aunque no despreciará donaciones de loratadina y ambroxol, que a veces escasean. Desde hace casi un mes está atendiendo, de lunes a viernes en el horario que le permite el aventón que le dan las patrullas de Seguridad Pública o el personal del Instituto Nacional de Migración, pues no cuenta con vehículo para llegar al campamento.
Un hombre ya mayor lamenta no tener el medicamento que necesita su esposa: "perdóname viejita, pero no tengo pisto para tu medicina", le ruega. Lo que le dan acá, afirma, sólo la alivia por unas horas; "lo que ella necesita es el suero vitaminado", y asegura que su experiencia en la vida le ha enseñado eso.
La enviada de la Unicef indica que se necesita un salón de clases; “ya lo construimos y nunca llegó nadie para atender a los niños”, se queja el comisario Ubaldo, quien se ha quedado a cargo del campamento por la enfermedad de Constantino. Se aprecian unos rústicos pupitres hechos con troncos techados por una lona anaranjada; uno que otro aprovecha para sentarse a platicar e incluso se acuestan en los mesabancos en las horas de más intenso calor.
Desde temprana hora, las niñas de 12 o 13 años apoyan a sus madres en la cocina; han sido educadas para atender a sus futuros maridos. Unas prenden el fuego, otras tortean las tortillas, unas más queman las plumas de la gallina y así, van aprendiendo las artes culinarias del Petén guatemalteco.
Así los casos y cosas de la franja fronteriza. Mientras tanto, las autoridades guatemaltecas no dan señas de ofrecer una solución viable al conflicto que generaron y las mexicanas sólo les ayudan a mantenerse vivos día con día.
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