Alondra Flores Soto
Foto: José Antonio López
La Jornada Maya
Ciudad de México
Jueves 9 de febrero, 2017
La escritora Silvia Molina presentó anoche [i]Piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros en San Francisco de Campeche[/i], un libro dedicado al público infantil que cuenta la historia de la piratería y los ataques en esa ciudad del sureste mexicano.
Este capítulo en la historia, en los siglos XVI, XVII y principios del XVIII dejó una huella en Campeche, donde aún se escuchan las leyendas y relatos sobre estos hombres que navegaban los mares, asaltaban otros navíos, desembarcaban para sitiar villas y reducían poblaciones a cenizas.
El libro editado por el gobierno de Campeche tiene la intención, declaró Molina en el Museo de la Ciudad de México, de que los niños conozcan más sobre la piratería, todo gracias a páginas lúdicas y festivas, repletas con documentación histórica, desde mapas de la ciudad, historia de España y detalles de los asaltos al puerto campechano.
Entre invitados originarios de Campeche, así como funcionarios de esa entidad y de la Ciudad de México, la actual directora del Seminario de Cultura Mexicana relató cómo el libro de su padre, el periodista Héctor Pérez Martínez, titulado Piratas en Campeche, así como crecer rodeada de las historias de días cruentos le inspiró a contar estas historias a los niños.
“Yo me imaginaba a la población aterrada viendo a lo lejos todos los barcos en formación y dispuestos a bajar a robar. Apenas las ciudades rehacían sus comercios, sus casas, sus vidas cotidianas, cuando venía otro ataque de piratas”, relató Silvia Molina.
Una larga investigación en libros y archivos fueron el comienzo de un libro que se dirige a los niños para contarles quiénes y qué hicieron los piratas.
Jueza adscrita al penal estatal de Chalco amplió a octubre la etapa del cierre de investigación
La Jornada
Unos 3 mil productores serán beneficiados con sistemas modernos y eficientes
La Jornada Maya
Robert De Niro recibirá una Palma de Oro honorífica en el evento
Ap / Afp
Amenazó con suspender bienes y salarios a los más de 10 millones de indocumentados
La Jornada