Jairo Magaña
Foto: Fernanado Eloy
La Jornada Maya

San Francisco de Campeche
Lunes 15 de junio, 2020

Van mil 31 campechanos que han dado positivo en la detección del SARS-COV-2. De ellos, casi 700 se han recuperado de la enfermedad, según datos de la Secretaría de Salud. Sin embargo, a la fecha nadie quiere ser señalado como paciente COVID, ni siquiera como paciente recuperado, advierten dos personas que tuvieron el mal, pese a que no se les hizo una prueba real para dictaminar la presencia del coronavirus; uno de ellos, mujer de iniciales C.C., reconoció que en su familia, un integrante tuvo síntomas graves.

C.C. explicó que está completamente segura que adquirió el virus en una ida al banco, luego de hacer un cálculo de fechas tras observar los primeros síntomas y relacionándolos con los lugares que visitó. “Estoy segura que fue en el banco, ese día no asistí a ningún otro lugar y trato de realizar todo desde casa; pero en esa ocasión fue necesario salir”, afirmó.

Con la voz entrecortada y una expresión de desánimo en el rostro, comenzó por relatar lo que sucede luego que sus vecinos supieron de su situación, sobre todo cuando ella fue quien contagió a sus dos hijos y a su esposo, más cuando no sabía de su situación, pero que afortunadamente no tuvo síntomas graves y posteriormente su familia tampoco.

“Lo que fue grave a mi parecer, es que la gente no está preparada para algo así, algunos vecinos nos ayudaron haciendo nuestras compras, pues el COVID no te quita el hambre como otras enfermedades; y al no saber que era portadora asintómatica y no tomar las medidas adecuadas de prevención, mi familia también adquirió el virus, y aunque todo fue tranquilo, el problema vino cuando todos los vecinos del fraccionamiento tuvieron conocimiento”, precisó.

Contó que cuando de vez en cuando ella, sus hijas o esposo asomaban por la ventana para ver un poco de vida, había gente en vehículos desconocidos que tomaban fotos a su casa o incluso algunos de sus reacios vecinos hablaban con gente extraña al fraccionamiento y apuntaban, “señalando a la casa que tiene pacientes COVID y los podrían infectar”.

Mencionó que además de la fobia que de sus hijas y esposo desarrollaron a la enfermedad, también sufrieron de ese miedo que la ignorancia de las personas puede ocasionar, pues aseguró que en todo momento observaban algunas cosas extrañas y gente que no habían visto antes hablando con sus vecinos y viendo hacia su casa. Hoy, ya recuperados, dicen que su perspectiva hacia sus vecinos cambió, al igual que su vida.

C.C. reconoce también que la Secretaría de Salud estuvo al pendiente de su situación durante el proceso de recuperación, pues desde que notificaron a los números de emergencia su sospecha de ser portadores del virus, el ente de salud en el estado estuvo monitoreando que llevaran un aislamiento sanitario adecuado, sin molestarles en ningún momento.

Sin embargo, la situación se hizo terrible para su familia, pues las pruebas COVID sólo las realizan a pacientes de gravedad y no a los que sólo presentan tos seca, dolor de cabeza o temperatura. “Si llegas con algunos de estos síntomas o reportas sólo estos síntomas, te dan de alta como paciente COVID, pero sin estar seguros”, finalizó.

Mientras, otros sospechan que la ambición de una empresa puede causar mayores daños a la población de Campeche.

Carlos es aún empleado de Grupo Salinas, específicamente trabaja en la matriz de la tienda departamental Elektra ubicada en la avenida Circuito Baluartes frente al Hospital COVID Manuel Campos. Hace unos meses surgió el rumor de que había 16 empleados de la tienda infectados. Uno de los ejecutivos dio positivo a la prueba, pero había tenido contacto con casi todo el personal. Hasta ese momento se decidió aplicar la prueba a todos los empleados y 13 salieron positivos; Carlos fue uno de ellos.

Lamentó que, pese a la situación la empresa optó por continuar activa y sin emitir recomendaciones o detener operaciones, sobre todo después de la llegada de una circular interna emitida en la Ciudad de México que destacaba que el sueldo de todos se pagaba con los que generaban en sus ventas e intereses que le cobran a la gente, y en caso de detenerse comenzarían los despidos masivos en la empresa y nadie estaba en ese entonces para ello. “Ni ahora”, recalcó.

Contó que cuando les llegaron los resultados ya era muy tarde en su caso, pues ya había infectado a sus padres, con quienes aún vive por ser hijo único y tratarse de una pareja de la tercera edad, razón por la cual él además de trabajar en Grupos Salinas, atiende los negocios de sus padres.

Con su familia, la situación no fue tan tranquila. Carlos apenas presentó síntomas, sus molestias fueron leves. Sin embargo, su papá estuvo grave y tuvo que ser internado de emergencia en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) pues desarrolló una neumonía atípica que lo puso al borde de la muerte, pero gracias al personal médico logró salir adelante.

Carlos revela que la empresa, en cuestión laboral, solamente apoyó en el tratamiento aislado de sus empleados, porque quienes atravesaron por el malestar ya regresaron a trabajar en sus turnos y jornadas regulares, pero no hubo algún acercamiento con las familias que fueron infectadas. Al respecto, se dice decepcionado de Grupo Salinas, porque en todo momento les han pedido “ponerse la camisa”.

“Lo único que no sabemos es qué tanto problema hayamos causado a la ciudad, pues en lo que decidieron hacernos las pruebas, tuvimos contacto con gente y demás empleados. Digo, en cuestión de los compañeros no hubo mayores problemas, pero en el caso de las personas, imagínate que algunas de las defunciones hayan sido porque obtuvieron el virus en Elektra”, advirtió.

A estas alturas, en su familia ya están totalmente recuperados, incluyendo a su papá, pero opinó que es necesario no esperar a que las autoridades hagan algo. Un tanto preocupado y a la vez molesto, externó que más del 50 por ciento de la responsabilidad en la propagación del coronavirus depende de la gente, sobre todo cuando no están tomando responsablemente las medidas de prevención sanitarias, “y te lo digo yo que diario veo a gente que quiere entrar sin cubrebocas, incluso piensan que lavándose las manos una vez con eso basta y no es así”.

Edición: Ana Ordaz


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