Las circunstancias obligan a que todo establecimiento tenga un indicador de cuánta gente hay dentro, pero en la iglesia del barrio de San Román, santuario del Cristo Negro, no supieron cuánta gente ingresó a venerar a la imagen en su primer día de exposición. Esta vez, la devoción tendrá que expresarse de otra manera: por las recomendaciones de la Secretaría de Salud, además de las medidas de sanidad, los feligreses no pueden dejar ofrendas, ni besar o tocar la imagen y mucho menos quedarse por tiempo prolongado.
Si bien el 5 de agosto pasado, en conferencia de prensa, el párroco Román Mena Carrillo anunció las medidas que tomarían para al menos continuar con la celebración religiosa. También invitó a la feligresía a visitar el santuario del Cristo Negro.
Ese día el párroco advirtió de las medidas y agradeció el apoyo de las autoridades para poner dispositivos desinfectantes para facilitar las actividades. Este lunes, los católicos llegaron poco a poco a presentar sus veneración y hacerle peticiones a la imagen.
Una de las visitantes reconoció que aunque da miedo salir de su casa a su edad, debido al SARS-CoV-2, no pudo hacer a un lado su devoción por el Cristo Negro, pues lo que le ha pedido ante la necesidad de salud y unión familiar, lo ha cumplido; por ello tiene un compromiso con el santo patrono, que hasta ahora no le ha fallado.
Otros devotos dijeron que la visita a la imagen es una manera de demostrar a sus hijos que hay cosas en las que deben creer, aunque luego decidan cosas diferentes a las de su familia, que al menos conozcan parte de la historia de su estado y en este caso en específico, del barrio en donde viven.
Edición: Elsa Torres
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