La Jornada Maya
Campeche, Campeche
3 de noviembre, 2015
Sin incidentes concluyó el tradicional festejo de Día de Muertos en cementerios e iglesias de Campeche, que durante dos días se vieron repletos de familias que acudieron a recordar y orar por los hijos, padres, abuelos o aquellos primos o tíos difuntos.
En comunidades como Pomuch, del municipio de Tenabo, se cumplió el ancestral rito de desenterrar a sus muertos para limpiar los huesos y cambiarlos de ropa, y en las once cabeceras municipales y sus zonas urbanas, la tradición fue acudir al cementerio a limpiar las tumbas o poner veladoras.
Antes, personal del sector Salud realizó acciones de abatización y nebulización contra el dengue y chikungunya. En el caso del municipio de Campeche, la labor se realizó en 31 Iglesias; 14 en Escárcega, dos en Calakmul y seis en Candelaria. En Carmen se fumigaron 21 templos.
En San Francisco de Campeche, capital del estado, antes del 1 de noviembre se nebulizó y aplicó control larvario en los cementerios de Santa Lucía, San Román, Jardines del Ángel, Samulá, el panteón municipal, Lerma, Imí, y Chiná.
La fumigación había sido una exigencia ciudadana, por el impacto del dengue y chikungunya. Pero ni el temor al mosco transmisor de estas enfermedades inhibió a los campechanos de vivir sus tradiciones, como cocinar “pibipollos”, que actualmente muy pocos preparan enterrado, como lo antiguos mayas, o recibir a los “pixanitos”; los fieles difuntos pequeños.
La conmemoración en el 2 de noviembre inició desde temprano. Hubo misas todo el día; una de ellas encabezada por el obispo José Francisco González González. La Secretaría de Seguridad Pública puso en marcha un operativo de vigilancia que concluyó durante la madrugada de este 3 de noviembre.
Jueza adscrita al penal estatal de Chalco amplió a octubre la etapa del cierre de investigación
La Jornada
Unos 3 mil productores serán beneficiados con sistemas modernos y eficientes
La Jornada Maya
Robert De Niro recibirá una Palma de Oro honorífica en el evento
Ap / Afp
Amenazó con suspender bienes y salarios a los más de 10 millones de indocumentados
La Jornada