Juan Pablo Duch, corresponsal
Foto: Ap
La Jornada Maya
Moscú, Rusia
Sábado 5 de mayo, 2018
Con al menos mil 230 detenidos, entre ellos, Aleksei Navalny, presidente del Fondo de Lucha contra la Corrupción y adversario más irreconciliable del Kremlin, en Moscú y otras 21 ciudades de Rusia terminaron este sábado las manifestaciones y los mítines de protesta, unos autorizados y otros no por las autoridades locales, contra la toma de posesión de Vladimir Putin al frente de Rusia en un cuarto periodo presidencial hasta 2024, prevista para el lunes siguiente.
En Moscú y San Petersburgo, donde la oposición trató de realizar sendas manifestaciones en sitios no autorizados del centro de ambas ciudades, la Guardia Nacional, unidades antidisturbio, comandadas por quien durante muchos años se desempeñó como jefe de guardaespaldas de Putin, el general Viktor Zolotov, arremetió con violencia contra las personas (la mayoría jóvenes) que participaron en la protesta, a convocatoria de Navalny.
Hubo también enfrentamientos con activistas pro Kremlin, en realidad grupos de cosacos con látigos, que intentaron impedir la manifestación en la capital rusa.
El propio Navalny, en otras ocasiones arrestado apenas salía del edificio de departamentos en que vive, esta vez logró engañar a sus vigilantes y llegar a la céntrica calle Tverskaya, donde minutos más tarde fue detenido y llevado a una delegación de policía literalmente arrastrado por efectivos de la Guardia Nacional.
Mientras tanto, sus seguidores siguieron lanzando las consignas contra Putin que los hicieron salir a la calle: “¡Él no es zar para nosotros!”; “¡Abajo el zar!” y “¡Rusia será libre”!, entre otras.
La Guardia Nacional detuvo a muchos de ellos, de acuerdo con cifras preliminares, mil 230 manifestantes en toda Rusia, 592 de ellos en Moscú, según OVD/Info, organización que se dedica a reportar las detenciones, incluido un niño de no más de 10 años de edad, conforme pudo verse en un video subido a Internet, que se atrevió a gritar “¡Vergüenza!”, cuando unos uniformados estaban pateando a un manifestante tirado en el suelo.
Imposible saber cuánta gente salió a la calle este sábado. Cada vez se repite el inútil juego de la distorsión de la realidad: las autoridades pretenden minimizar cualquier protesta y los organizadores, por el contrario, exageran el número de participantes. Para unos, salieron “muy pocos”; para los otros, “decenas de miles”.
Lo único cierto es que no todos los inconformes con la política del Kremlin están dispuestos a participar en una acción no autorizada, que implica exponerse a severas represalias, toda vez que la legislación vigente castiga con años de cárcel el más mínimo intento de defenderse ante una agresión, si ésta proviene de un uniformado, sea de la policía o la Guardia Nacional.
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