Reuters
Foto: Ap
La Jornada Maya
Tijuana, México
Lunes 4 de marzo, 2019
Desesperadas, tras la dura separación de sus hijos cuando intentaban salvar sus vidas pidiendo asilo en Estados Unidos, familias centroamericanas comenzaron el sábado a tocar las puertas de autoridades migratorias estadounidenses desde México para pelear sus casos.
El año pasado, más de 2,300 niños inmigrantes fueron separados de sus padres después de que el gobierno de Donald Trump implementó en mayo una política de “cero tolerancia”, que buscaba enjuiciar a los adultos que cruzaran la frontera sin documentos, aunque la medida fue desechada dos meses después.
“Estamos esperando aquí en Mexicali, llegamos desde muy temprano. Dios quiera y podamos ver nuestros casos”, dijo angustiado Joe Arteaga, un hondureño que el año pasado fue separado de su hijo cuando tenía 15 años. “Sé que es un gran riesgo, pero esperamos lo mejor”, agregó.
Tras la polémica separación, criticada fuertemente por organismos de derechos humanos en el mundo, activistas de protección a migrantes comenzaron a seguir los casos hasta lograr reunirlos hace unos días en Tijuana para que pudieran llevar sus casos a una corte en Estados Unidos.
Las familias, que llegaron nuevamente a México bajo la protección de la organización “Al otro lado”, esperan que en las próximas horas se les permita exponer sus casos desde la frontera entre Calexico y Mexicali y logren la reunificación con sus hijos.
“Estamos en el puerto de entrada de Calexico con 29 padres que fueron separados por la fuerza de sus hijos bajo la política de “tolerancia cero”. @CBP está diciendo que no tienen capacidad para aceptarlos”, publicó en su cuenta de Twitter “Al otro lado”.
Familias entrevistadas por Reuters la semana pasada en Tijuana aseguran que en algunos casos fueron sorpresivas las separaciones ya que mientras los padres eran llamados ante oficiales migratorios, sus hijos estaban siendo trasladados incluso a otras ciudades de Estados Unidos.
“A diario veía a mi hijo por una malla... Un día esperando verlo ahí me dijo llorando ‘papá te van a deportar’ (...) ese mismo día me llamaron los oficiales, una abogada defensora dijo algo en inglés que no entendí y ya no volví a ver a mi hijo”, dijo Arnold Flores, un hondureño quien salió huyendo de su país después de ser golpeado y quemada su casa por razones políticas.
Sin embargo, hasta la tarde del sábado, las familias junto con abogados de “Al otro lado” seguían esperando en Calexico a que oficiales de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) les permitieran el paso.
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