David Brooks
Foto: Ap
La Jornada Maya

Nueva York, Estados Unidos
Sábado 10 de junio, 2017

Donald Trump rompió su silencio este viernes festejando su inocencia y acusando a su inculpador de mentir bajo juramento, 24 horas después del devastador testimonio de su ex jefe de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) ante el Senado, quien lo denunció por haber intentado descarrilar una investigación federal y poner en jaque la presidencia.

El despido de James Comey por el mandatario el 9 de mayo pasado, cuando el entonces jefe de la FBI encabezaba una pesquisa sobre la mano rusa en las elecciones estadunidenses y la posible colusión con los integrantes de la campaña de Trump, ha resultado en la posibilidad de una investigación contra él.

Por el momento, al menos en Washington, Trump ha perdido toda credibilidad después de que Comey dijo sin titubear que el presidente había mentido sobre él y la FBI, y que desde su primer encuentro sospechaba que la naturaleza de Trump lo llevaría a mentir sobre cualquier aspecto de sus conversaciones personales.

Tal como aseveró el [i]New York Times[/i] en un análisis sobre la comparecencia del ex director de la FBI ante el Comité de Inteligencia del Senado, “el testimonio, el jueves pasado, fue casi seguramente el momento [i]j’accuse[/i] más condenatorio de un funcionario de seguridad pública de alto rango contra un presidente en una generación”.

[b]Posible caso legal[/b]

La conclusión de un amplio abanico de expertos, ex asesores de la Casa Blanca y algunos políticos es que el evento fue devastador para la Casa Blanca, y que Comey sentó las bases para elaborar un caso legal por obstrucción de la justicia contra Trump.

Muchos recuerdan que el cargo de obstrucción de la justicia fue central en los juicios políticos ([i]impeachment[/i]) impulsados contra Richard Nixon y Bill Clinton –o sea, hay precedente de que califica como cargo suficiente para enjuiciar y, potencialmente, destituir a un mandatario.

Después de guardar un silencio inusual a lo largo del jueves, Trump irrumpió en el ciberespacio a las 6:10 de ayer por la mañana con un tuit celebrando que Comey hubiera confirmado su inocencia mientras lanzó una acusación contra su denunciante: “A pesar de tantas declaraciones falsas y mentiras, vindicación total y completa… y WOW, ¡Comey es un filtrador!”

El equipo legal de Trump, como parte de su contraataque, anunció hoy que estaba preparando una queja formal que, dicen, presentará al inspector general del Departamento de Justicia acusando a Comey de divulgar lo que califican de comunicación privilegiada entre el presidente y el entonces director de la FBI.

Expertos legales afirman que esa maniobra carece de sustento, ya que Comey no compartió información clasificada y que el presidente había comentado el asunto en sus tuits –o sea, fue el primero en divulgarlo al público.

A la vez, la vindicación de Trump no era el punto del testimonio de Comey. El ex director de la FBI no compareció para abordar el tema de si Trump personalmente estaba o no bajo investigación (Comey confirmó que no lo estaba hasta el 9 de mayo, pero no descartó –y hasta insinuó– que ahora podría estarlo), sino el punto central es que el mandatario mintió sobre su despido e intentó interferir en la investigación.

Tal vez por ello Trump decidió simplemente torcer lo que aseveró Comey y descartar lo demás como mentira. Ante periodistas en la Casa Blanca, resumió su interpretación del testimonio de Comey así: “No colusión, no obstrucción. Él es un filtrador. Negó que le hubiera pedido pedido lealtad a Comey y le solicitara dejar ir a Flynn (en referencia al ex asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, Comey había dicho que el presidente le solicitó dejar ir esa pesquisa).

Trump agregó que después del testimonio del ex director de la FBI, ayer "estábamos muy felices y francamente James Comey confirmó mucho de lo que yo había dicho. Algunas cosas sencillamente no eran verdad".

Interrogado respecto de si estaría dispuesto a testificar bajo juramento ante el fiscal especial Robert Mueller, encargado de la investigación del Departamento de Justicia sobre todo lo relacionado con la mano rusa en las elecciones y sus secuelas, Trump afirmó que 100 por ciento y declararía lo mismo que estaba señalando ahora.

La palabra [i]impeachment[/i] continúa circulando, pero un juicio político contra Trump sigue como posibilidad lejana por el hecho de que ambas cámaras del Congreso están controladas por el Partido Republicano.

Pero la investigación encabezada por el fiscal especial Robert Mueller avanza, y por ahora es la amenaza legal más potente que enfrenta la Casa Blanca. Mueller, especie de mentor para Comey (trabajaron juntos durante el gobierno de George W. Bush; el primero como director de la FBI y el segundo como subprocurador general), tiene reputación de abogado institucional pero independiente, y sin temor a los altos círculos de la política, de los cuales ha sido integrante. Varios expertos legales suponen que ahora tendrá que incluir dentro de su indagación si Trump cometió obstrucción de la justicia.

También proceden cuatro investigaciones de comités legislativos sobre la interferencia rusa en el proceso electoral –la audiencia del jueves ante el Comité de Inteligencia fue parte de una de éstas- y no se puede pronosticar qué tan reveladoras serán. Pero su existencia prolonga la incertidumbre y, a veces, el pánico dentro de la Casa Blanca, que en palabras del mandatario se encuentra bajo sitio.

“Esta fue la esencia del testimonio de Comey: que el presidente es, en su centro, un hombre deshonesto y no confiable. Fue un juicio de carácter, no una opinión legal... Esto define el momento… no se puede confiar en el gobernante”, escribió Dana Millbank en un análisis de ese testimonio en el diario [i]Washington Post[/i].

Mientras tanto, el procurador general, Jeff Sessions, también salió dañado por el testimonio de Comey, ya que el ex director declaró que cuando le imploró intervenir para evitar más comunicación directa indebida entre él y el presidente, el procurador no hizo nada.

Más aún: el mismo jueves se filtró que durante la sesión a puerta cerrada del Comité de Inteligencia se reveló que Sessions podría haber tenido un tercer contacto que no reportó previamente con el embajador ruso en Washington. Sessions fue obligado a recusarse de la investigación sobre la interferencia electoral y posible colusión rusa con la campaña de Trump por no haber reportado dos contactos con el mismo embajador en 2016.

Algunos especulan que Sessions podría estar al borde de renunciar o ser despedido.


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