Cerca de 16 meses tuvo que esperar Isabel II, antes de recibir la corona que confirmaba su ascenso al trono como la reina de Inglaterra, en una ceremonia que se realizó el 2 de junio de 1953, hace 68 años.
La espera fue a causa de la muerte de su padre, el rey Jorge VI, quien falleció el 6 de febrero de 1952 y que por protocolo exigió respetar el tiempo de luto, meses en los que diversos comités realizaron todos los preparativos para la coronación.
A los 27 años, la princesa vivió en carne propia la primera coronación televisada, un evento realizado en la Abadía de Westminster, visto por 27 millones de personas en Reino Unido.
La reina y su esposo el Felipe, duque de Edimburgo, llegaron a la Abadía de Westminster en un recorrido desde el Palacio de Buckingham en un vehículo conocido como el Gold State Coach, conducido por ocho caballos.
Felipe vistió uniforme naval, una corona y su túnica de duque, mientras que la reina usó un vestido diseñado por Norman Hartnell, el encargado de vestir en ocasiones especiales a la familia real.
El vestido fue confeccionado en raso blanco y los emblemas de Reino Unido y la Commonwealth (Mancomunidad de Naciones) fueron bordados con hilos de oro y plata. Este vestido sólo ha sido usado seis veces.
La ceremonia, que tuvo una duración de aproximadamente tres horas, comenzó a las 11:15 horas, en las que estuvieron presentes líderes de la Iglesia, miembros de la Casa Real, líderes civiles y militares así como primeros ministros de la Commonwealth.
El arzobispo de Canterbury fue el encargado de dirigir la ceremonia que se dividió en el reconocimiento, el juramento, la unción, la investidura, la entronización y el homenaje.
La corona que se le entregó fue hecha en 1661, pesa casi dos kilogramos y esta hecha de oro macizo.
A la recién coronada también se le entregaron unas espuelas de oro, símbolo de la caballería; una espada con joyas; brazaletes de oro, que representan la sinceridad y la sabiduría, y recibió el anillo de coronación y el cetro.
La coronación fue presenciada por más de 8 mil invitados de 129 naciones.
Tras la ceremonia de coronación, la pareja real recorrió las calles de Inglaterra durante dos horas para ser apreciada por el mayor número de personas; se estima que alrededor de 16 mil ciudadanos vieron el paso de la reina.
El día culminó en el balcón del Palacio de Buckingham, donde Isabel II salió a saludar a la multitud y a “encender las luces de Londres”, que iluminaron los sitios más emblemáticos de la ciudad.
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