En las zonas áridas del este de África un pequeño antílope conocido como dik-dik llama la atención por sus peculiares glándulas preorbitales que dan la apariencia de ser un par de ojos extra.
Estos antílopes del género madoqua son los más pequeños de todo el mundo, pues alcanzan una altura máxima de 67 centímetros y un peso máximo de 7.2 kilos.
La agencia especializada en capturar animales salvajes YS Wildlife Photography destaca que los agujeros debajo de sus ojos son el equivalente a los lagrimales humanos y suelen frotarlos con frecuencia sobre las plantas.
Las glándulas preorbitales producen una secreción oscura, olorosa y pegajosa que también es usada para marcar territorio.
Además, esta especie tiene un hocico puntiagudo y móvil y una cresta en la cabeza. Sólo los dik-diks machos desarrollan cuernos.
La forma de su hocico funciona como un mecanismo de enfriamiento que les permite tolerar temperaturas superiores a los 40 grados.
Son animales monógamos, es decir, sólo tienen una pareja que no cambian hasta que alguno muera y únicamente pueden tener dos crías al año.
Al ser tan pequeños son vulnerables a depredadores como águilas y gatos.
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