Argentina por fin hizo llorar de alegría a Lionel Messi.
Después de cuatro finales perdidas, eliminaciones tempranas y hasta una renuncia, el capitán pudo festejar el ansiado título con la selección de su país, luego de vencer 1-0 a Brasil por la final de la Copa América el sábado en el estadio Maracaná.
“Necesitaba sacarme la espina de poder conseguir algo con la selección”, reconoció Messi. “Había estado cerquita otros años y sabía que se iba a dar, soy un agradecido a Dios por regalarme este momento, ante Brasil y en Brasil, estaba guardando este momento para mí”.
Por rival y escenario, el Maracanazo de Messi adquiere una dimensión épica que para muchos argentinos lo equipara a Diego Maradona, considerado el más grande futbolista argentino de la historia y que falleció hace siete meses a sus 60 años.
Tras la premiación, Messi se sentó en el campo de juego del Maracaná y habló con su familia por videollamada. Como un niño con juguete nuevo, el astro agitaba la medalla dorada colgada de su cuello y les gritaba “gané, gané”.
El título, con el que Argentina rompió una maldición de 28 años, llegó como consecuencia del mejor torneo de Messi con la selección.
Fue el único futbolista que jugó todos los encuentros completos, fue el máximo goleador con cuatro tantos y líder de asistencias con cinco.
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Edición: Ana Ordaz
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