La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) decidió ayer, tras una cumbre extraordinaria a distancia, suspender a Guinea de todas las instituciones de la organización por el golpe de Estado en el que los militares derrocaron el domingo pasado al presidente, Alpha Condé.
Los líderes de la CEDEAO, bloque regional de quince países que incluye a Guinea, acordaron “suspender al país de todos sus órganos de toma de decisiones”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores de Burkina Faso, Alpha Barry.
La organización “pide que su decisión sea respaldada por la Unión Africana y las Naciones Unidas”, declaró Barry a los periodistas al término de la reunión.
Asimismo, explicó el jefe de la diplomacia burkinesa, la CEDEAO exigió “respeto por la integridad física y la liberación inmediata del presidente Alpha Condé y todos los arrestados, así como el regreso al orden constitucional”.
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Los líderes, señaló, instaron a los golpistas a “sumarse a un orden republicano para poner en marcha un proceso que permita muy rápidamente llegar a un normal retorno constitucional”. También decidieron el envío de una misión de alto nivel, que se espera llegue este mismo jueves a Guinea, para abordar la situación con la junta militar que dirige el país.
Al final de esa misión, el bloque regional podría reconsiderar su posición. En su discurso de apertura en la cumbre, el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, jefe de turno de la CEDEAO, fue especialmente duro y dijo que el “desafortunado y lamentable” golpe fue una “clara violación de nuestra carta común de buen gobierno”.
Más suave estuvo el presidente de Senegal, Macky Sall, quien indicó en su cuenta de la red social Twitter que “apoya las decisiones de la cumbre destinadas a preservar la estabilidad del país y restaurar el orden constitucional”.
Condé, de 83 años y en el poder desde 2010, fue derrocado y detenido este domingo por miembros del Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército liderados por el coronel Mamady Doumbouya, quien dijo dar el golpe para crear las condiciones de un Estado de derecho.
El coronel, nuevo hombre fuerte del país, justificó el levantamiento por “la falta de respeto a los principios democráticos, la politización excesiva de la administración pública, la mala gestión financiera, la pobreza endémica y la corrupción” del país. Los golpistas crearon el Comité Nacional de Agrupación y Desarrollo (CNRD, por sus siglas en francés) a fin de “iniciar una consulta nacional para abrir una transición incluyente y pacífica”.
Los principales líderes de la oposición guineana respaldaron posteriormente los principios y objetivos de los militares. Pese al apoyo interno, la junta militar, cuyo golpe recibió la condena de gran parte de la comunidad internacional, se expone a sanciones de organizaciones como la propia CEDEAO o la Unión Africana (UA), que ya avisó tomará “las medidas apropiadas dadas las circunstancias”.
El pasado 18 de octubre, Guinea celebró unos comicios presidenciales en los que Condé se presentó a un polémico tercer mandato, no permitido en principio por la Constitución, tras celebrar un referéndum en marzo de 2020 para cambiar de Carta Magna, aprobado con un 91.5 por ciento de votos a favor.
Según algunos observadores, ese cambio forzado, que provocó violentas protestas con víctimas, hizo al presidente vulnerable a una intentona golpista. Guinea es uno de los países más pobres del mundo, pero posee un importante potencial minero, hidráulico y agrícola.
Edición: Estefanía Cardeña
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