Tiene cara de una persona adolescente y es capaz de reaccionar a emociones con el rostro y el cuerpo, pero Abel no es un ser humano: está hecho con silicona, diversos motores y equipado con inteligencia artificial.
El robot adolescente fue creado en la Universidad de Pisa, Italia, en una investigación que comenzó desde la década de los 80 y que se ha ido perfeccionando hasta conseguir que el androide tenga la habilidad de imitar las reacciones y comportamientos de su interlocutor.
“Un nuevo robot androide con cara de adolescente, capaz de suscitar emociones y empatía porque es joven, inocente, pero también ambiguo, ni hombre ni mujer. A diferencia de los robots anteriores, Abel es expresivo no solo en su rostro sino también en su cuerpo”, explicó la Universidad de Pisa.
Aunque se llama Abel, es un robot no binario, es decir, los investigadores que lo crearon decidieron que no tendría género y se desempeñará en el cuidado de niños con autismo, adolescentes con trastornos de conducta y personas de la tercera edad con demencia o Alzheimer.
Abel nació en el Centro Piaggio de la Universidad de Pisa y es el sucesor de la androide conocida como Face, creada en 2007 por Danilo De Rossi, quien desde los 80 soñaba con fabricar un robot que exprese emociones basadas en estímulos ambientales.
Face tenía rasgos femeninos y durante su vida útil ayudó en el tratamiento de niños con autismo, sin embargo, la silicona con la que fue hecha ya no tiene elasticidad y los 42 motores que le permiten gesticular están a punto de dejar de funcionar.
Abel fue creado para sustituir a Face, pero también surge como un proyecto para perfeccionar el algoritmo que usa el sistema de inteligencia artificial con la que está equipado para que cada vez tenga mejores reacciones.
El cuerpo de cerebros de probeta
Tal como en el episodio Blanca Navidad de la serie distópica Black Mirror, Abel está apuntalado a ser el cuerpo de cerebros probeta creados a partir de células de una persona.
“Es posible cultivar neuronas en el laboratorio y recrear los llamados organoides cerebrales, que replican, en arquitectura y función, algunas características sobresalientes de un cerebro humano. Además, utilizando células de un individuo específico, es posible crear un mini-yo en el laboratorio, es decir, un mini cerebro de ese mismo individuo”, explica el Centro Piaggio.
El robot sería el cuerpo de ese cerebro y tendría la capacidad de expresar lo que le solicite. Es decir, Abel se movería y actuaría de acuerdo a la inteligencia biológica extraída de una persona y no con inteligencia artificial diseñada por computadora.
Además, los investigadores italianos quieren usar al robot adolescente para que su software de inteligencia artificial pueda usarse para entender los mercados financieros y ayude a estudiar la confianza en interacciones económicas repetidas.
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