La actividad del Volcán de Fuego en Guatemala, que forzó la evacuación voluntaria de unas 500 personas, disminuyó drásticamente el martes y finalizó su fase eruptiva, aunque se mantiene la alarma porque continúa la caída de ceniza.
Según informó el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) en un boletín, los estudios reflejan que al alrededor de las tres de la mañana del martes empezó a disminuir la amplitud sísmica del volcán y empezaba la tendencia a mantenerse cerca de la línea de actividad base del coloso.
“Los sensores sísmicos y acústicos confirman que la actividad que persiste en el cráter son explosiones y retumbos débiles que aún generan algunas avalanchas principalmente hacia las barrancas Ceniza y Seca”, dijo el Instituto, por lo que no se descartan nuevos flujos de lava hacia las barrancas del volcán.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres dijo que alrededor de 500 personas de comunidades asentadas en las faldas del volcán fueron evacuadas durante la noche y la madrugada. Aún se analiza el retorno a sus viviendas o su permanencia en albergues.
El Volcán de Fuego tiene una altitud de 3 mil 763 metros sobre el nivel del mar y es uno de los tres activos del país. Está situado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, en la región central de Guatemala.
En junio de 2018 el volcán hizo erupción, sepultando varias localidades y dejando más de 300 muertos. Cientos de personas más desaparecieron.
Edición: Estefanía Cardeña
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